LEAVING HOME AIN'T EASY

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Taron pasó el reto gastronómico con nota aunque el conjunto de responsabilidad, trabajo estresante y horas de emplearse a fondo le pasó factura. Quedó exhausto. Cuando Enzo fue a felicitarle le encontró en la cama boca arriba roncando. Dulcemente le acabó de desnudar y le arropó como un bebé.

- Bien hecho, mi vida –le susurró besando su frente.

Al día siguiente se levantó para encontrarse a Taron perfectamente recuperado de los excesos de la víspera. Se había hecho con el control de la cocina y les estaba haciendo un desayuno americano. Al parecer toda la gente se había dado cita allí.

Duncan, Pauline y la pequeña Charlotte que ya daba sus primeros pasos hacia su tío alegremente. Taron estaba equipado con el sexy delantal que Enzo le regalara el día antes. Un colorido delantal estampado, muy al gusto Efseryan, que se le ajustaba preciosamente a su cintura.

- Buenos días, cariño –le saludó con un beso en la boca como había hecho con todos los demás-. ¿Has dormido bien?

- Estupendamente.

- Ayer fui a felicitarte pero llegué demasiado tarde.

- ¿Aprobé el examen entonces?

- Ya sabes tú que si, presumido. ¿Qué haces?

- Voy a prepararos el desayuno a todos.

- ¿Un desayuno americano?

- ¿Ves como bato los huevos? Con energía ¿ves? Debe quedar todo bien ligado.

- Sé batir huevos –le dijo Enzo, y al decirlo no pudo evitar echarse a reír, tapándose la boca, como siempre.

- No, no sabes. Mira, ¿has visto como no queda ni rastro de la clara?

- Eres un genio –sentenció dándole un beso en la mejilla, como un padre orgulloso.

- Ahora lo echamos a la sartén que ya está caliente. Y enseguida tendremos la primera tortita.

Entonces sin previo aviso, como algo hecho muchas veces más, algo rutinario, volteó en el aire la masa. Enzo aplaudió desde su atalaya, bien alejado de cualquier ingrediente, con alegría. Taron sin inmutarse, con su calma culinaria que no era de este mundo, seguía enfrascado en su tarea con mimo.

- Lo que haces es poesía –dictaminó Enzo dejándose abrazar por su ahijada.

- Ya está. Mi poesía nutritiva. Una deliciosa tortita.

- Qué maravilla. Seguro que has conquistado a todos tus novios por el estómago –le sonrió seductor.

Después de aquel desayuno tardío todos en comuna, decidieron ir a tomar el sol a la piscina. Enzo propuso a Taron contratarle como su chef personal y segundo asistente personal. En realidad la idea había surgido de Duncan y el consentimiento vehemente de Pauline, pero Enzo se apuntó con entusiasmo a la propuesta. Así Duncan vería aliviadas sus tareas y tendría más tiempo para preparar su doctorado en astrofísica. Y luego estaba el ingrediente significativo que cocinaría para él, lo cual Enzo lo consideraba el cénit del sex-appeal en Taron. Por supuesto, no había más interés que el de una sana amistad, el pasado romántico solo era pasado. Habían madurado y ya eran dos personas muy distintas pero la vida les había vuelto a unir y Enzo no quería perder la oportunidad de que ese hombre que adoraba formara parte de su familia.

- ¿Qué te parece?

Taron se ajustó la cinturilla del bañador que le había dejado Enzo. Le estaba un poco pequeño y este le miraba con sonrisa traviesa.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora