I'M YOUR PLAYTHING NOW

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Enzo desabrochó uno a uno los botones de la camisa de Tarek y la arrojó a la otomana del vestidor, todo con mucha calma. Tarek, por su parte hizo lo propio con su camiseta de tirantes, con la misma delicadeza  que si al despojarle de ella le estuviera despellejando vivo. Levantó uno de sus brazos y lamió su poblada axila. Hizo lo mismo con la otra.

- Espera, cariño –le dijo Enzo-. Voy a poner el cartel en la puerta.

Tarek se echó a reír mientras Enzo rebuscaba entre los cajones la simpática tabla que tantas veces habían colgado a horas peregrinas del pomo de la puerta. Eran las 12 del mediodía y en cualquier momento se podría presentar Doreen con la aspiradora.

- Estoy dispuesto, cielo mío. Te espero en la cama –le susurró muy gatuno mordiéndole la oreja-. No tardes, podría enfriarme.

Casi no le dio tiempo a cruzar el vestidor y llegar hasta la cama. Se quitaron uno al otro los shorts que llevaban puestos. El de Enzo bien ajustado a su cintura y sus preciosos glúteos. El de Tarek más holgado y desenfadado. Se acariciaron por turnos con languidez todo el cuerpo con las lenguas. Unieron sus penes erectos y empezaron a masturbarse uno al otro.

- Espera... no... esp... -exhaló Enzo débilmente hasta que sintió el inminente orgasmo que le dejó casi sin equilibrio de los temblores que sentía en las piernas.

Tarek le empujó sin mucha delicadeza boca abajo sobre la cama encaramándose sobre él mientras Enzo aún sentía las réplicas del orgasmo sacudiendo todo su cuerpo.

Tarek humedeció esta vez su dedo abriéndose paso en su interior. Enzo se encogió bruscamente al notar como llegaba sin esfuerzo a ese punto que le enloquecía. Empezó a moverse en círculos y ante los quejidos ya totalmente incontrolados de Enzo, Tarek metió un segundo dedo y empezó un baile desaforado dentro de él. Enzo sentía que volvía a caer en una espiral violenta de sensaciones hasta convertirse en todo un desastre a merced de su marido.

 Enzo sentía que volvía a caer en una espiral violenta de sensaciones hasta convertirse en todo un desastre a merced de su marido

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 Tras unos minutos notó el pene de Tarek dándole la primera estocada y exhaló un gritito desmayado. Enseguida le sintió entero dentro de él y mordió las sábanas intentando controlar sus gritos. Cada vez más rápido y más fuerte hasta que todo se detuvo y el gemido largo y dulce de Tarek se coló en cada uno de sus nervios auditivos.

Minutos después cuando todo volvía a cobrar tintes de realidad, notó como Tarek descansaba la cabeza enterrada contra su cuello. Su aliento le electrizaba la piel aún.

Por fin, cuando cada uno se miró en los ojos del otro casi atónitos por lo que acababan de hacer, Tarek fue el primero en hablar.

- ¿Estás bien? –le preguntó cariñosamente evitando tocar su costado derecho.

- ¿No crees que es un poco tarde para preguntármelo? –ronroneó aún algo jadeante acomodando el ángulo de su cuello a sus dulces besos. 

- Tu cuerpo es un regalo –musitó frotando su mejilla ruborizada contra el vello moreno y suave de su pecho-. No quisiera pasar sin él ni una sola noche. 

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora