Enzo cumplía 43 años y se encontraba en una isla remota de la Polinesia francesa en mitad del Pacífico. Con la única compañía de su marido y sin un plan trazado por primera vez en su vida.
Echando la vista atrás se daba cuenta que casi todas sus fiestas de aniversario habían sido o carnavales salvajes, o multitudinarias reuniones de amigos, u oportunidades perfectas para entregarse al desfase más absoluto o todo eso junto en una peligrosa coctelera. Aquel hombre alegre y disfrutón que organizaba esas bacanales parecía una persona casi ajena a él en aquellos momentos. Le veía con ojos cariñosos e intentaba perdonarle casi todo, pero ahora se sentía muy distinto.
Por supuesto la melancolía acechaba en una esquina de su cerebro esperando su turno para saltar sobre él. Pero procuraba mantenerla a raya sobre todo para no afectar a la gente que le rodeaba.
Pensó con una sonrisa en el primer cumpleaños que compartió con Tarek en Munich. Su tierno regalo que le ofreció casi ruborizado. Recordaba a la perfección cómo sintió su corazón en esos instantes, cómo brincó en su pecho totalmente desbocado ante la visión de la persona tan natural y fabulosa que acababa de entrar en su vida. Fue mágico.
Curiosamente acababa de tener la misma sensación en el pecho hacía unos instantes con su colección de besos. ¿Llegaría el día en que irremediablemente le volvería a devorar a mordiscos? Ya podía agradecer que se encontrara tan débil para someterle a una sesión intensiva del sexo más animal.
Se alojaban en unos bungalows ubicados justo encima de las aguas cristalinas de la laguna con tejados de hojas de pandano. Rodeados de jardines tropicales y con unas vistas absolutamente de ensueño. Tenían un patio grande al aire libre y piscina enorme de borde infinito. No era un alojamiento especialmente grande pero a Enzo en concreto le parecía un palacio flotante porque cada pequeño rincón era una preciosidad. Contempló ensimismado a través de los suelos de vidrio el color único de las aguas bajo sus pies descalzos y los peces tropicales nadando con vigor.
Después de haberle tapizado el cuerpo a besos de todo tipo y asegurarle que ese sería su regalo por su 43 aniversario, le había permitido remolonear un rato más en la cama. Mientras él llamaba al servicio de habitaciones para recibir un suculento desayuno y luego probó algunos de los múltiples servicios de ocio que tenía aquel resort de lujo.
Enzo mordisqueó con desgana algo de fruta deambulando por el bungalow descalzo solo con unos boxers bajo su colorido kimono de seda. Sentir ese intenso silencio todo a su alrededor nunca fue algo que llevara bien. Notaba que dependía peligrosamente de Tarek, cada vez más. Dependía de su amor y en breve dependería de sus cuidados.
Esto no era algo sobre lo que le gustara reflexionar. Hacía que una pesada angustia subiera por su garganta causándole hasta dolor físico.
Como siempre, la salvadora de su vida; Pauline, le vino a rescatar de sus sombríos pensamientos cuando le llamó para felicitarle.
- ¿Qué haces todavía en bata y calzoncillos? -observó enseguida.
- Acabo de levantarme de la cama.
- Es tu maldito cumpleaños, ¿no?
- Oh, si. Lo sé, mi amor.
- Tengo mi oficina llena a reventar de todo tipo de felicitaciones para ti. ¿Quieres que te las mande? Algunas son muy curiosas. Te vas a reír.
- Eso estaría muy bien, amorcito. Hazlo.
- ¿Te encuentras bien?
- Espléndido.
- ¿Seguro?
- Nos han traído el desayuno en una canoa con balancín. ¿Te lo puedes creer? Esto es el paraíso.
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MR BAD GUY
FanfictionENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO. HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...