MR BAD GUY

PLAY THE GAME

Enzo tenía un rodaje previsto en Praga y no tenía planeado regresar a Londres hasta finalizarlo. Durante todo ese tiempo su comunicación con Sean fue por Skype. Enzo literalmente se derritió cuando vió el gatito de Sean frotándose contra el objetivo de la cámara. No veía el momento de volver para poder hacerse su papá.

Demostró, como solía ser su estilo, una increíble confianza en Sean para dejarle instalarse en su casa sin más. No obstante, Pauline, que era entre mil cosas más su ángel de la guarda, acudía cada día por orden de Enzo a supervisarlo todo. Nada escapaba a su férreo control. Ella no conocía de nada a ese nuevo chico y que ella supiera era el primero que se instalaba a vivir en el piso de su amigo. Por supuesto siempre respetaba a sus amantes y el modo en que su antiguo novio elegía llevar su vida amorosa pero eso jamás le impedía darle un buen consejo, se lo pidiera o no.

Voló hasta Praga para estar unos días con él y ponerle al día como siempre de sus negocios. Enzo estaba inmerso en el rodaje de un papel protagonista y solía aislarse de todo lo mundano hasta que en el set decían: "Corten y mañana volvemos". Entonces Enzo se dedicaba a explorar la noche checa y sus posibilidades que no eran muchas.

- El periodista... -empezó Pauline recostándose en el sillón de su roulette de rodaje.

- Se llama Sean –le lanzó una mirada intensa de las suyas.

- Bien, Sean, el periodista con ínfulas de artista...

- Pauline, no son ínfulas de artista. ¿Has visto bien sus cuadros? Mira...

Cogió el móvil y empezó a pasarle una auténtica galería guardada en su dispositivo. Aquello parecía el British Museum.

- A mi no me gustan.

- Bueno, eso lo dices por llevar la contraria, amor.

- ¿Crees que es prudente que se quede a vivir en Iverna Gardens?

- No solo es prudente. Lo necesito.

- Te has vuelto a enamorar por lo que veo –comentó Pauline con secreta sonrisa satisfecha.

- Si ¿no es maravilloso? –la dijo cogiendo su mano entre las suyas y comprobando emocionado que aún llevaba su anillo como él quería-. Estoy deseando ver su gatito.

- ¿Estas seguro que no te emociona más el gato que él?

- No seas mala persona. Tú pásate por allí cada día e intenta ser amable con él si coincidís. Es muy sensible, como todo artista.

- Ten por seguro que me pasaré por allí. No me fío nada. Tienes muchas cosas valiosas y ese tío va por ahí con las llaves de tu casa.

- Piensas que me puede robar.

- ¿Por qué no? Ya sabes como son los hombres contigo. No quiero que te hagan sufrir de nuevo.

Curiosamente Pauline pasaba por alto la actitud igualmente peligrosa de él con sus amantes, cosa que Enzo mismo nunca había negado. Pero a ella solo le importaba la naturaleza variable de su catálogo de novios. Sabía todo lo que Enzo se entregaba y lo que él esperaba a cambio, que nunca había recibido hasta el momento.

- Sinceramente, no creo que Sean arrample con mi colección de Goyas y Dureros. Él es mejor que todos ellos juntos...

- ¿Estás comparando a ese rubito guapo con el maestro Durero?

- Durero también era rubio y guapo –ironizó Enzo con sonrisa malvada arrugando su nariz en su típico gesto y sacándola la lengua-. Deberías ver el cuadro que hizo de mí.