MR BAD GUY

LET ME ENTERTAIN YOU

Una vez Taron aterrizó en la cama de Enzo se sintió un extraterrestre total. Habían entrado a tientas sin encender una sola luz y su habitación también estaba en penumbras. Solo a través de las persianas a medio bajar entraba algún resplandor de las luces callejeras y los neones.

- ¿Podría beber un poco de agua? –preguntó Taron.

Agarró el vaso que le tendió Enzo y le apuró de un trago.

- Cariño, bebe más despacio –le amonestó como a un niño pequeño mientras le quitaba la ropa. Cuando solo le quedaba por quitarle la pajarita y el reloj, abrió el pico.

- Es la primera vez –susurró casi disculpándose.

- ¿Si? ¿Me lo dices en serio? ¿Pero virgen del todo?

- Solo me he acostado con dos mujeres...

Enzo se le quedó mirando con ternura mientras le pasaba el dedo índice por su barbilla.

- Si quieres que me vaya yo...

- Shhh, cállate. Te voy a tratar como un príncipe.

- ¿No te importa que sea virgen?

- En absoluto.

- ¿Por qué?

- Porque yo follo de maravilla, cielo. Va a ser una primera vez de lujo. Tú relájate.

Depositó un simpático beso en una de sus tetillas y luego en la otra y saltó de la cama como un felino.

- ¿Adónde vas?

- A por un par de cositas. No te muevas.

Se tapó con la sábana con el miedo atenazando su garganta. Lo que pensaba era una figurita en forma de gato rojo sobre una cómoda lanzó un profundo bostezo. Le miraba sin inmutarse con parpadeos lentos y fascinantes.

- Tienes un gato –le dijo al volver a entrar.

- Tengo un montón de gatos pero nunca viajan conmigo. Es un gato que me encontré.

El gato le recompensó con un maullido corto tras la carantoña. Luego Enzo encendió las dos lámparas de las mesitas y colocó un tubo de lubricante sobre una de ellas.

- Mejor asi ¿no? Vamos a ver todo lo que haya que ver ¿no te parece, amor?

Su naturalidad y pragmatismo le confundían pero también actuaban como un bálsamo en su inquietud. Le despojó de la sábana de un tirón rápido. El también estaba ya totalmente desnudo.

- Qué tórax más divino tienes –dijo mordisqueándole y lamiéndoselo entero.

- ¿Te parezco guapo?

- Pues claro.

- ¿Me vas a besar todo el tiempo?

- Ya lo descubrirás. Todo el tiempo no se puede, cariño.

Enzo aposentó sus manos sin más preámbulos sobre su sexo erecto. Taron se retorció estallando de júbilo mientras pensaba que aquella sensación no era de este mundo. Entonces levantó la cabeza y se aferró a su cintura entre risitas.

- Estás totalmente empalmado. ¿Es que no va a haber preliminares?

Taron no pudo contenerse y se estrelló contra su boca. Enzo deslizó una mano por su ancha espalda para acoplarle mejor a él.

- Como me pones, cielo. Espera.

Se puso de rodillas en la cama y se estiró para coger el tubo de lubricante.