NEVERMORE

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Enzo alquiló un jet privado para ir con urgencia a su velatorio y funeral en Filadelfia. Acudieron Tarek, Duncan, Dave, Pauline, Carl, Doreen, Chris, Leoni. No había nadie que hubiera hablado nunca mal de él. Había sido una persona muy amada dentro del círculo Efseryan.

Enzo se aseguró que cada uno le obsequiara con un regalo floral. Garabateó con el pulso tembloroso unas palabras de amor eterno para él dentro de un pequeño sobre.

Fue un día increíblemente triste para todos

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Fue un día increíblemente triste para todos. Tras la cremación se retiraron al hotel. Enzo había reservado una planta entera para el séquito al completo. Tarek iba a entrar a su habitación cuando una mano le agarró fuertemente de un tirón. Enzo le estaba invitando sin muchas ceremonias y sin ninguna frase aclaratoria, a que entrara con él. Chris se alejó por el pasillo discretamente y Tarek le observó confundido. Daba por hecho que Chris entraría con él y él tenía la llave de cartón de su propia habitación. Pese a todo, no hizo preguntas y penetró en la habitación sin discutir.

Le parecía bien que Enzo hubiera tomado la iniciativa que él sino no se hubiera atrevido a tomar. Aunque mirando alrededor Pauline, Chris o Duncan hubieran podido perfectamente acompañarle aquella noche. No habría sido ni la primera ni la última vez que recurría a ellos en busca de consuelo. Pero recurrió a él y Tarek se sintió reconfortado por ello. No se separaría de él hasta que se durmiera.

- ¿Te puedo pedir un favor? –preguntó Enzo viéndole cerrar la puerta con suavidad, sin osar preguntarle nada.

Se miraron con los ojos hinchados aún del cercano llanto. Tarek asintió muy serio. La persa mirada herida de Enzo era pura poesía.

- Hazme sentir vivo esta noche.

Tarek no tuvo tiempo de procesar ni traducir el significado de esa frase. Tampoco de saber su alcance. Enzo le tomó la cara con sus dos grandes manos mientras estrellaba su boca en la suya. Tras unos segundos confusos, Tarek abrió con docilidad los labios permitiendo que su caliente lengua le llenara por completo. Ahogó un suspiro que pretendía ser de queja pero su lengua se unió a la suya con decisión. Sintió como las lágrimas de sus negras pestañas rebotaban y se liberaban sobre sus mejillas.

Enzo se separó dos segundos para recorrerle con la mirada cada rincón de sus kilométricos ojos asombrados y con decisión abrió un cajón de su mesita. Allí sacó un pequeño neceser lleno de medicinas y entre las cajas y frascos extrajo un envoltorio de color rojo vivo.

- Es una suerte que lleve siempre mis condones junto a mi cargamento de medicinas –comentó con sorprendente naturalidad.

- Enzo... no creo que... -empezó musitando Tarek al verle rasgar tranquilamente el envoltorio y colocarlo sobre la mesita.

- Shhh –chistó poniendo el dedo índice sobre sus labios-. Vamos a olvidarnos unas horas de que la muerte nos está ahí esperando.

- ¿Unas horas? –le miró boquiabierto.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora