I'M THE MASTER OF YOUR DESTINY

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Tarek había regresado de Los Angeles con muchas más dudas de las que fue. Aceptó acudir porque sí que se sentía parte de ese Oscar. Había estado durante todo el proceso de preparación del personaje de Solimán. El fue quien había escogido los libros más completos de su biografía para que Enzo se dedicara a empaparse de ellos. Quien le aguantó los arranques de mal genio que le sobrevenían cuando le surgían dudas de cómo encarar al personaje. Quien le esperaba con paciencia a que se calmara y buscara una vez más su consejo, su palabra certera, su cuerpo entero si así lo deseaba. Tarek había estado mucho más que a la altura de las circunstancias en su proceso de preparación de Solimán. Por supuesto que un pedacito de Oscar era suyo.

Haber acudido era algo natural y Adam no abrió el pico en cuanto a su decisión. Su relación era muy atípica. Salían juntos pero no vivían juntos, por obvias razones gatunas. No se veían cada día. Si Tarek tenía una jornada partida de trabajo lo único que deseaba era llegar a casa, prepararse la cena y echarse a la cama. Su necesidad número uno no era ir a visitar a su novio.

De ese modo, podían pasarse hasta una semana completa sin verse. Con la única comunicación de algún whatsapp esporádico.

No era su relación soñada pero era más que nada. Sabía que tenía alguien a quien contarle sus problemas y que no le iba a causar ninguna perturbación importante. Era suficiente.

Adam demostró no ser celoso porque ni siquiera hizo alusión a las miles de noticias falsas que circulaban por Internet. Los fans acérrimos de Enzo celebraban su reconciliación con Tarek e incluso daban fechas de su segunda boda.

Una vez cumplido su contrato de un mes, Adam quedó pulcramente no renovado. No hubo ningún tipo de despido. Todo se llevó a cabo con absoluta frialdad. La empresa prescindía de sus servicios. Quedaba desvinculado de Marygold Alley y su jardín.

¿Era posible que Enzo hubiera llevado a cabo lo que le había dicho? En ningún momento pensó que lo haría. Enzo era un gran jefe. Todos sus empleados hablaban maravillas de él. Pagaba bien, puntualmente, era exigente pero comprensivo con sus necesidades, si necesitaban un día libre no tenían ni que pedirlo. Tarek había sido testigo de todo eso. Incluso Doreen, la limpiadora, con la que Enzo tenía una relación amor-odio por la cantidad de cosas que le había destruido, se beneficiaba continuamente de los mil y un detalles de Enzo como jefe. Adam era una persona absolutamente gris, no abría la boca por no molestar. Se limitaba a hacer su trabajo y por mucho que dijera Enzo, sabía que lo hacía bien. El mismo le había enseñado.

No se merecía ese trato tan indebido y Tarek iba a pedirle explicaciones en ese justo momento. A pesar de que Adam le suplicó que lo dejara estar, no le hizo caso e ignorando su monstruoso jet lag que le pedía a gritos dormir un día entero, se personó en Marygold Alley.

Enzo llevaba bien el jet lag, acostumbrado como estaba a un régimen de escasas horas de sueño. Estaba tranquilamente recostado en el sofá entre un montón de papeles. Mordisqueaba un lapicero, absorto. Nala y Oscar dormían cerca de él.

- ¿Por qué cojones no has renovado a Adam?

Tarek tenía mejores modales que todo eso pero no estaba de humor para protocolos de buenas maneras.

Enzo levantó la vista de los papeles con calmada y casi felina lentitud. Tarek siempre decía que se parecía cada vez más a sus gatos. Al verle ahí de pie tan agitado, como si hubiera venido corriendo de Epping hasta Kensington, fue a llenarle un vaso de agua. Se le ofreció con una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí? Deberías estar trabajando para levantar este país –comentó irónico volviendo a sentarse a reordenar su papeleo.

- Explícamelo –exigió dejando el vaso de agua en una mesa.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora