THIS RAGE THAT LASTS A THOUSAND YEARS

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Chris se quedó asombrado por la inesperada decisión de Enzo de acompañarle en esa expedición. En realidad Chris fue quien le inoculó el virus de las antigüedades cuando estaban juntos. Le enseño mucho sobre el mundo de las subastas hasta llegar a ser un experto. Esto se iba a convertir en un romántico revival de aquellos dos ambiciosos jovenzuelos. Nadie podía ganar a Enzo en romanticismo.

A pesar de que lo único que conocieron de Toledo fue aquel maravilloso anticuario donde estuvieron perdidos horas, Enzo decidió que esa pequeña ciudad española era su nueva ciudad del amor.

Fue una auténtica borrachera de cosas hermosas, allí encerrados entre olor a madera de cedro aromático. Enzo compró una cantidad ingente de cosas. Desde candelabros a marcos de cuadros, dos cómodas y una vitrina de estilo árabe espectacular. Además de azulejo del Toledo del siglo XVI y un botijo de cerámica con grabados de animales datado en la misma fecha.

Enzo compraba compulsivamente pero nunca a lo loco. Era habitual que todo lo adquirido ya tuviera un sitio y una misión reservados en su hogar.

Enzo y Chris hacían un repaso a todo lo adquirido sentados encima de la cama.

- ¿Te importa que mañana vayamos a visitar al dueño de ese cuadro? Le haré una oferta que no se podrá resistir –ya estaba fantaseando Enzo con ojos soñadores.

Chris agitó la cabeza, divertido viendo lo feliz que estaba. Le cogió el candelabro de plata de sus manos posándolo con suma delicadeza sobre una de las mesitas junto a la cama.

- Ninguna de estas maravillas puede superar tu belleza hoy –le soltó muy serio aunque acabó riéndose.

El romanticismo nunca había sido el fuerte de Chris. Enzo se tapó la boca con irresistible timidez para ocultar una carcajada espontánea.

-        Estas esforzándote mucho, cariño –le dijo coqueto con su parpadeo más lento y sexy

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- Estas esforzándote mucho, cariño –le dijo coqueto con su parpadeo más lento y sexy.

- Y quiero mi recompensa.

Enzo se señaló a sí mismo con fingida inocencia, alzando las cejas.

- Ven aquí de una maldita vez.

Chris arrastró su esbelto cuerpo hacia él con suma facilidad colocándole sobre su regazo. Enzo dejó escapar un irremediable suspiro cuando soltó su boca y siguió por su cuello en descenso directo.

- Espera, espera –casi le suplicó Enzo, recostado boca arriba en la cama, poniéndose el brazo sobre los ojos, sin aliento.

- ¿Me vas a decir que no puede ser? ¿Otra vez me vas a rechazar? ¿De verdad?

- Cierra el pico. Creo que tengo una caja de condones en la maleta. Cógelos.

- Enzo, nosotros nunca...

- Si quieres follarme tendrás que hacerlo a mi modo.

- Vale, vale. No te enfades. ¿En tu maleta?

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora