MR BAD GUY

LONG AWAY

Durante unos días toda su preocupación fue que su precario equilibrio no se viniera abajo. Intentó reanudar su vida con normalidad. Aquellos tres días ahora en la lejanía le parecían solo un espejismo, un paréntesis rocambolesco más en su vida. Incluso una enfebrecida fantasía.

Volvió al punto de inicio donde se había quedado todo en pausa desde aquel maldito ascensor. Cuando salió por la puerta lo primero que hizo fue llamar a su chofer para que le fuera a recoger. Lo siguiente fue reencontrarse con su querido Duncan que le abrió  con la expresión preocupada.

- Hola, cariño. ¿Me has echado de menos? –le rodeó el cuello con sus brazos enterrándose en su mata salvaje de rizos oscuros.

- Enzo, ¿estás bien? –le palpó como si tuviera algún hueso roto-. Dime lo que sea.

- He conocido a un hombre –intentó resumir, sonando bastante prosaico.

- Enzo, de eso no me cabía ninguna duda pero ¿habéis estado tres días seguidos follando...?

- Si, lo siento. He sido un irresponsable. Tenía ese viaje a Londres y ahora habré perdido la oportunidad de esos proyectos que me apetecían tanto...

- No has perdido nada. Hay posibilidad de retomar las negociaciones para el anuncio del perfume. Clive Harrison quiere hablar contigo de su siguiente película. Enzo, tienes que ponerte en marcha si quieres recuperar el ritmo.

- Estoy en forma, de verdad.

- Tienes que llamar a Pauline. De inmediato. Está muy preocupada.

- Oh, lo siento muchísimo. Es que...

No podía explicarle que aquello había sido un secuestro. No quería hacerlos sufrir más.

- Solo espero que no te hayas enamorado.

- No, tranquilo, amor. Ponme con Pauline. La debo una larga conversación. Ah, resérvanos dos billetes en primera para Londres. Necesito irme de aquí ya.

Enzo necesitaba regresar a Londres para desintoxicarse mejor. Estar en Munich ahora no lo podía soportar. Aunque por supuesto volvería allí porque adoraba la ciudad y su agitada y pintoresca vida nocturna.

En el aeropuerto esperando a embarcar, recibió la llamada de Leoni que insistía en saber más.

- ¿De verdad te enamoraste de él como un idiota? ¿De Lars?

- Claro que no. Fueron solo unos polvos.

- ¿Solo? Con tus calzoncillos hechos trizas...

De repente se puso como un tomate ante esa alusión a su ropa interior post Lars. Vio que Duncan también se había percatado de su rubor y resopló fastidiado.

- Nos dejamos llevar. Pero ya se acabó.

- ¿Estás bien?

Leoni después de tantos meses de convivencia ya le conocía muy bien. Algo indicaba su voz y Enzo maldecía a toda esa gente que tenía alrededor tan lista y competente a la que le costaba un triunfo engañar.

Ya imaginaba a Pauline que le conocía desde todos los ángulos. En cuanto le viera la cara sabría que algo pasaba. A ver cómo se zafaba de darla explicaciones.

Lo primero que hizo nada más llegar a su precioso apartamento en Iverna Gardens fue meterse a la cama. Duncan ya había pensado en llamar al club Carpenters para anunciar su presencia. Otro signo de alarma para él.

- Son las 7 de la tarde, Enzo. ¿De verdad te vas a meter a la cama?

- Si, cariño. Estoy agotado –dijo colocándose su antifaz-. Despiértame a las cinco de la mañana así que no trasnoches si sales hoy.