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Caminamos hasta un punto al lado del lago,  donde sin sentarnos miramos hacia arriba.

Las estrellas siempre nos acompañaron. Y brillan millones en el cielo azul arriba de nosotros.

- Como si todas las estrellas fueron hechas para nosotros... - murmuró Draco, sonreí, esto es lo que quisimos y aquí estamos.

Bajé la mirada y él también, tomó mis manos.

- Hace más de nueve años que estamos juntos. Y desde que te conocí, supe que quiero pasar el resto de mi vida cuidándote, apoyándote y amándote, como tu lo hiciste todos estos años. - su voz era lenta y sus palabras me conmocionaban, todo lo que preparó hoy por mi y todo lo que me dice me pone sensible - T/n, me enseñaste las cosas buenas de la vida y a ser mejor y no sé que haría si no estas conmigo.

Soltó una de mis manos, se agachó delante mío como un caballero ¡POR LAS BARBAS DE MERLÍN! Los latidos de mi corazón iban a mil por hora, sacó una pequeña caja negra de su bolsillo y la abrió y en ella había un hermoso anillo.

Sentía que mi respiración se agitaba, este es un gran paso para la vida de los dos y estoy dispuesta a hacerlo mientras sea a su lado

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Sentía que mi respiración se agitaba, este es un gran paso para la vida de los dos y estoy dispuesta a hacerlo mientras sea a su lado. Lágrimas se acumularon en mis ojos.

- T/n, eres mi mayor deseo. ¿Quieres casarte conmigo? - verlo allí, mirándome como si fuera la única persona en el mundo, me llenaba de infinitas emociones.

- ¡Si! - dije sin dejar de asentir con la cabeza, se levantó y yo me lancé a él y lo abracé.

Su corazón latía intensamente como el mío. Quería que ese momento nunca terminara, sus brazos rodeandome y la calidez que me transmitía, Draco es mi hogar.

- Te amo Draco, hasta las estrellas.

- Yo más T/n.

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Esperaba a Draco, acostada en nuestra cama, no podía dejar de ver el anillo en la caja. Me encanta que no sea como los comunes, parece único.

Draco entró a la habitación con su pijama ya puesto y se sentó en la cama.

- Me costó bastante tiempo encontrar el anillo indicado. Me alegra que te haya gusta-

Mis labios tocando los suyos suavemente lo interrumpieron, lo besé lenta y delicadamente como si el tiempo no existiera. Me acerqué mas a él, y dejé dulces besos en su cuello mientras deslizaba mis manos por su abdomen retirando su camiseta.

Me senté encima suyo y lo empujé despacio, acostandolo. Lamía su torso desnudo a la vez que mi mano acariciaba su miembro vestido. Draco colocó sus manos atrás de su cabeza con una seductora sonrisa, viéndose aún mas atractivo. Volví a acercarme a su rostro, quería volver a sentir sus labios.

Nuestras lenguas se pusieron en contacto dándonos besos lentos y pausados. Pero él mordió mi labio inferior.

- Auch - murmuré frunciendo el ceño y alejándome.

- No tengo toda la noche disponible... - en realidad si la tenía, solo quiere apurarme y que haga lo que él quiera.

Bajé sus pantalones y agarré su miembro y lo metí en mi boca, escuché su ronco gemido incitandome a chuparlo y frotarlo con ayuda de mi mano.

- Mmm las cosas que me haces. - susurró, ese comentario me dio más confianza.

Pero no lo dejé disfrutar solo por mucho tiempo, volví a sentarme encima suyo, introduciendo su longitud en mi. Una onda de placer me recorrió todo el cuerpo.

Me moví para adelante y para atrás, apoyé mis manos en su pecho y comencé a moverme más rápido. Él agarraba mis muslos, y noté como su abdomen se tensaba con ciertos movimientos.

Saltaba encima suyo y mi respiración se agitaba. De repente, Draco agarró mi cuello y con la otra mano me acostó en la cama.

- Sé que amas cuando pongo mi mano alrededor de tu cuello. - dijo con voz grave, masajeando mi pecho.

Volvió a besar mis labios, pasé mis dedos entre su cabello rubio platino y volvió a introducirse dentro de mi. Seguía agarrando mi cuello, penetrandome consecutivamente. Draco estaba encima mío, sin apretarme, rasguñé su espalda despacio y gemí.

- Mas fuerte - murmuró, refiriéndose a mis rasguños e hice caso. Además sentía sus húmedos labios besando un costado de mi cuello.

En unos minutos, Draco llegó al orgasmo pero siguió penetrandome y moviendo sus dedos en mi feminidad, sentía vibraciones excitantes hasta que yo también llegué al orgasmo gritando su nombre y cerrando mis ojos.

Al abrirlos, Draco me observaba orgulloso y satisfecho y volvió a besarme.

La ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora