La Apuesta

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- Eso no es gracioso. - dijo Tom quien estaba sentado en el lado izquierdo de nuestro jardín.

- Yo creo que si lo es. - respondió Scorpius, quien le estaba haciendo coletas en el cabello a Tom.

Tom lo agarró, lo subió encima suyo y comenzó a hacerle cosquillas. Era imposible no sonreír al escuchar la risa de Scorpius, y eso también lo digo por Tom.

Por el lado derecho, Pansy y Daphne maquillaban a Lyra.

- Un toquesito más... - susurró Pansy - ¡Listo!

Lyra se acercó a Draco y a mi y nos mostró como quedó su rostro. Era una de las cosas más tiernas que vi en mi vida.

- Eres hermosa brujita. - dije, yo estaba apoyada en el hombro de Draco mientras él acariciaba mi mano.

- Muy bella.

- ¡Scorpius! ¿Quieres maquillarte? - le pregunté. Él asintió y se acercó a Pansy y Daphne.

Lyra fue a pintar y dibujar con Tom.

- Solo quiero esto y esto. - dijo Scorpius y aproximadamente siete minutos después se acercó a nosotros.

Era como ver a un mini Draco con los labios pintados y sombra en los ojos.

- Eres hermoso brujito.

- Hay un error con el labial... - dijo Draco con disgusto a propósito - Mentira hijo, estás muy lindo.

- ¡Gracias! - hizo una pequeña sonrisa y fue a dibujar con Lyra y Tom.

Amelia y Tom no están más juntos. Según él dijo, a ella tampoco le importó mucho terminar la relación.

Nuestras vidas iban perfectamente bien, mi trabajo me paga muy bien y disfruto haciéndolo. Draco inventó un aparato tecnológico mágico, parecido a una computadora muggle pero se usa con magia, y muchas empresas conocidas están mostrando interés en su invento, además ofrecen grandes sumas de dinero por su exposición.

Si seguimos así, creo que Draco será el que más dinero ganó de la familia Malfoy.

En las semanas, mientras Draco y yo salimos a nuestros respectivos trabajos, Molly y Narcissa se turnan los días para cuidar a Lyra y Scorpius.

Molly es una mujer fuerte, no solo cuida a mis hijos, sino también a los hijos de Hermione y Ron. Debe sentirse sola ahora que sus hijos viven sus vidas, pero yo intento conversar con ella y acompañarla cuando llego del trabajo.

Mi esposo y yo nos esforzamos por criar a nuestros hijos educandolos y enseñándoles la no discriminación a la sangre, a la etnia, a la nacionalidad, a la economía y a los elfos domésticos.

Y me alegro cada día al ver a Draco siendo el padre que siempre quiso tener.

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En la noche, cuando los demás se fueron cocinamos juntos dos pizzas. Las cuales estuvieron bastante deliciosas diría yo.

- Mmm riquísimo - dijo Lyra con una voz aguda y tierna.

- Parecemos chefs profesionales.

- ¿Mañana viene la abuela? - preguntó Scorpius.

- Si, ¿Por qué? - dijo Draco.

- La extraño un poco.

Sonreí. Conversamos hasta que terminamos de comer. Y de la nada empezamos una lucha de almohadas.

- ¡Corran ahí viene papá! - exclamé, Draco venía persiguiendonos por los pasillos de la casa. Todo era risas y diversión.

Cada uno tenía su propia almohada cuando llegamos a la habitación de los niños ya no teníamos salida. Draco nos tiró la almohada y por instinto usé mi varita y exclamé "Inmobulus". La almohada se detuvo en el aire, flotando.

- Pero yo no sé hacer magia... - dijo Lyra triste.

- Perdón no quería usarlo, fue solo costumbre.

- ¿Cuando vamos a aprender mami? - preguntó Scorpius.

- En unos años... Bueno, sigamos peroe sta vez sin magia, y Draco, no seas tan bruto. - apenas terminé mis palabras le lancé una almohada en la cara.

- ¿Bruto? ¿Yo? - preguntó agarrando su almohada y la lucha de almohadas continuó.