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La Señora Pomfrey me puso un yeso.

- ¿Es tan grave? - preguntó Draco.

- Solo es para que no se mueva.

- Al menos ganamos - dijo Marcus con una sonrisa.

- Callate - exclamó Pansy frunciendo el ceño - T/n es más importante que la victoria en un partido.

- Gracias Pansy... - de repente entraron Fred, George, Hermione, Luna y Oliver. Los demás se despidieron y se fueron.

- ¿Cómo estas? - preguntó Hermione.

- Bien... Me recuperaré pronto.

- Todos fuimos a verte T/n, jugaste genial - dijo Fred, noté que Draco los miraba con desprecio.

- Gracias Fred, antes de atrapar la snitch la pierna me empezó a doler, pero lo logré.

- Sin ofender a Harry, - opinó Oliver levantando una ceja - Pero si Gryffindor te tendría como buscadora, por supuesto ganaríamos.

- Eres muy talentosa T/n - agregó Luna.

- ¿Estás del lado de Slytherin? - le exclamó Davis, el cazador de Ravenclaw al que le hicimos la Pinza Parkin. Luna no dijo nada, solo lo miró - Mira a Cho, por la culpa de Slytherin tiene las costillas rotas.

Cho estaba acostada en una camilla, dormida. Davis estaba a de pie a su lado.

- Luna puede apoyar al equipo que quiera - la defendí. Luna y Hermione sonrieron.

George agarró su varita y lanzó "Colovaria" a mi yeso, Este pasó a ser de color verde.

Para el final del día, mi yeso ya tenía escrito los nombres de casi todos mis amigos. Draco estaba durmiendo

Cedric entró preocupado a ver a Cho, le susurró algo y se dirigió a la puerta para irse.

- Cedric - lo llamé, él me miró y sonrió.

- Hola T/n - caminó hacia mi - ¿Estás bien?

- Si, estoy bien ¿Tu cómo estás? Hace semanas no hablamos.

- Digamos que bien... - miró a Cho con el ceño fruncido - Hablamos luego T/n.

- Espera - dije antes de que se vuelva a ir - ¿Puedes escribir tu nombre en mi yeso? - le pregunté dándole una pluma con tinta.

Él sonrió y escribió su nombre ahí. Me devolvió la pluma y se fue. Algo malo le pasaba, ya que luego Cho me miró enojada.

Luego de unos minutos, no conseguía dormir y ya todos dormían.

- Draco... - susurré - Draco.

- Mmm - respondió sin moverse ni abrir los ojos.

- No puedo dormir - abrió apenas los ojos y estiró su mano, la tomé y sonreí. Un simple contacto suyo me transmite seguridad. Cerré los ojos.

Al siguiente día, me desperté porque los quejidos de Cho.

- Tranquila, no te estoy haciendo nada todavía - dijo la Señora Pomfrey mientras revisaba las costillas de ella mientras hacia quejidos insoportables.

Por dios ¿Desde cuando se volvió tan molesta? Draco también se despertó.

- ¡Por Merlín! - exclamé - Son las cinco de la mañana, callate. - Davis aprovechó para irse, ya que ya se había curado.

- ¡Es tu culpa que esté lastimada! - gritó ella. 

- ¿Y tu quien te crees que eres para hablarle asi a mi novia? - preguntó Draco sentándose con esfuerzo para hacerle frente. 

- Suficiente - dijo la Señora Pomfrey - Todos hagan silencio.

Unas horas después, decidí preguntarle a Draco sobre el asunto de Lavender.

- Draco ¿Te enteraste de lo que le pasó a Lavender?

- Si... ¿Por qué?

- ¿Tienes idea de quien pudo haberla asesinado?

- No... Y tampoco me interesa. - dijo sin prestame atención, pero estoy segura de que algo me oculta.

El martes la pasé durmiendo ya que no había nada que hacer con Cho y la Señora Pomfrey cerca. Además que no teníamos permitido levantarnos de las camillas a no ser que vayamos al baño. 

Apenas nos despertamos el miércoles, la Señora Pomfrey me sacó el yeso y ya estaba como nueva. 

- Ya pueden irse.

- Gracias Señora Pomfrey - dije, Draco se puso de pie, tomó mi mano y caminamos hacia la escalera.

Pero antes de bajar, Draco me llevó a la Sala de Artefactos. Me pegó a la pared y besó mis labios desesperada pero provocativamente, como si no nos hubieramos besado hace siglos.

- Te necesito T/n - dijo suspirando y pasando a besar mi cuello.

- ¿Te despertaste caliente?

- ¿Que esperabas? - preguntó con una media sonrisa - Ahora estamos solos...

- Si pero ya tenemos que ir a clases...

- Qué aburrida. - rodeó los ojos.

- ¿Cómo me dijiste? - pregunté desafiante.

- Te dije aburrida - atrapé sus labios y lo empujé quedando él contra la pared. Acaricié su abdomen y agarré su pelo, sin tirar. Nuestras respiraciones se agitaban cada vez más.

Draco masajeó mi cadera, sentía que mis labios ardían. Seguí bajando mi mano hasta llegar a su miembro, el cuál estaba despierto. Lo toqué y Draco soltó un grave gemido.

- ¿Aburrida decías? - le pregunté, sus ojos me miraban con ganas de más, le di un pequeño beso y salí de la Sala.

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