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Bajamos hacia la escalera principal, y todo nuestro alrededor era pelea de hechizos. Ya habían varias personas yaciendo en el suelo y sangre.

El castillo estaba destrozado, y se incendiaba en algunos lugares. De repente vi a Luna peleando contra un mortífago en el medio de la inquieta multitud.

Draco me agarró de la mano, pero ya era muy tarde, yo corría hacia mi amiga para ayudarla.

- ¡Expelliarmus! - el mortífago me miró confudido - ¡Depulso! - voló hacia atrás y quedó en el suelo.

Miré a Luna, quien sonrió. Yo ya había perdido de vista a Draco, pero sabía que estaba bien. Seguimos caminando, defendiéndonos de los mortífagos que se nos cruzaban, también había criaturas mágicas peleando, hasta que en frente nuestro vimos exactamente a Tom Ryddle lanzandole Avada Kedavra a Cedric.

- ¡No Cedric! - corrí hacia él y me agaché. Había caído en el suelo dolorosamente, tenía los ojos abiertos y ya no reaccionaba. Su cuerpo estaba enteramente tieso y comencé a llorar, si hubiera llegado unos minutos antes estaría vivo, miré a Tom con los ojos llenos de lágrimas. - ¡¿Pero en qué carajos pensabas?!

- Es solo un chico... - dijo Tom, mirándome tranquilo y con superioridad.

- ¿Lo conoces? - me preguntó Luna. Pero yo no le respondí, me levanté, pasé mi brazo adelante suyo protegiéndola y le apunté a Tom con mi varita.

- ¡Te pedi que no te metas con mis amigos! - le grité llena de furia.

- ¡¿Te piensas que yo sé quienes son tus amigos?! - se defendió y también me apuntó con la varita. Más lágrimas salían.

- ¡Everte Statum! - Tom no se defendió, mi hechizo lo aturdió temporalmente y lo desestabilizó de su posición. Miré hacia atrás, al cuerpo de Cedric, Cho estaba mirándolo y llorando y Luna la protegía.

Decidí irme a buscar a mis otros amigos, por más que la muerte de un amigo me doliera, tenía que soportarlo si quería sobrevivir ¿Quién sabe quien mas puede morir esta noche?

Vi a Hermione, junto a Harry y Ron corriendo, Hermione me notó y me hizo seña para que vaya con ellos. Entonces los perseguí, no sabía a donde se dirigían. Corríamos entre las personas lanzándose hechizos y defendiéndose. Sentí un gran alivio al saber que ellos tres seguían vivos.

Llegamos a la Sala de Menesteres donde por suerte no había nadie. Estaba lleno de objetos apilados y un estrecho camino entre esas montañas.

- Tenemos que buscar la Diadema de Ravenclaw - me informó Hermione mientras Harry se alejaba para comprobar que no había nadie - Es un horrocrux.

- ¿Qué es un horrocrux?

- Luego te explicaré, pero lo necesitamos destruir para acabar con Quien-tu-sabes. - explicó.

- ¿Y Harry? - preguntó Ron, caminamos por el camino y encontramos a Harry enfrente de Draco, Blaise y Goyle. Los tres le apuntaban con una varita, nos acercamos.

- Draco, no tienes que hacer esto... - le dije, él me miró con tristeza.

- Animate Draco. No seas cobarde, matalo. - le susurró Goyle.

- ¡Expelliarmus! - gritó Hermione.

- ¡Avada Kedavra! - exclamó Goyle, pero le erró. Y se fueron corriendo.

- ¡Ella es mi novia estúpidos! - gritó Ron persiguiéndolos. Miré a Hermione y ella a mi con una sonrisa, ya era hora. Harry se subió a una montaña de objetos y comenzó a buscar la Diadema, Hermione y yo lo ayudamos y luego de unos minutos de mucho esfuerzo la encontramos. Bajamos y comenzamos a escuchar unos gritos.

- ¡Ahhh! ¡Corraaaan! ¡Corraaan! - era Ron y nunca lo había visto tan espantado, por atrás aparecía una luz amarilla - ¡Goyle le prendió fuego a todo!

Un enorme fuego con forma demoníaca nos comenzó a perseguir, comenzamos a correr en dirección contraria, no me animaba a mirar atrás. Nos tuvimos que separar para evitar que nos agarrara, Ron y Hermione por un lado y Harry y yo por otro, seguimos corriendo y nos volvimos a juntar los cuatro. Solo nos quedaban dos caminos para poder salir, pero el fuego nos atrapó.

La adrenalina y la ansiedad no me permitían respirar bien. El fuego pareció atacarnos y Harry lanzó un hechizo creando una barrera de agua, pero no lo suficientemente grande como para pararlo. Pensé en Draco y Blaise, rogaban por que estén a salvo.

Ron se cayó y encontró a su lado escobas, los cuatro nos subimos a una cada uno. Y volamos hacia arriba, evitando que el fuego maligno nos alcance.

- ¡Debemos volver! ¡No podemos dejar a Draco y Blaise! - exclamé antes de salir.

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