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Soy fuerte y fría. Pero no lo aguanté, una lágrima resbaló por mí mejilla. Antes de que alguien me viera, salí de la biblioteca y me dirigí a las mazmorras dónde está la Sala Común de Slytherin mientras más lágrimas caían. Por mi mala suerte, allí estaban Draco, Gregory y Vincent sentados y riéndose en el sillón. Apenas entré, mis ojos vieron esos ojos grises y su expresión cambió completamente. Caminé rápidamente a mí habitación y me encerré ahí.

Dejé salir el llanto que llevaba aguantando, me parte el alma saber que mis mejores amigas desde que entramos a Hogwarts quieren alejarse de mí sin explicación. Es peor que sentirse excluida. Es como si de repente ya no tengas a esas personas que siempre estuvieron al lado tuyo. Me senté en el suelo sin dejar de llorar, no había llorado tanto desde la muerte de mí tía.

No las voy a perdonar, me siento impotente y no quiero permitir que alguien me haga sentir así. Se escucha un golpeteo en la puerta.

- ¿T/n? - era Draco sin duda.

- Vete.

- Por favor, déjame acompañarte, te prometo que sólo quiero ayudar - nunca lo escuché diciendo algo así. Sin embargo, estaba muy débil, me levanté y abrí la puerta.

Cuando sus ojos volvieron a toparse con los míos entristecieron, me dejé caer en sus brazos. No podía dejar de llorar. Él me abrazó y me llevó a su propia habitación. Nos sentamos en su cama, uno al lado del otro.

- ¿Qué pasa? - dice con voz dulce.

- Mis mejores amigas no me aman más. No entiendo que hice mal, las dos quieren que me aleje.

- ¿Esas dos inútiles? - me tapé la cara, Draco saca mis manos y pone su mano en mí mentón, haciendo que mí rostro quedé enfrente suyo. Corrió un mechón de mi pelo atrás de mí oído e hizo una sonrisa dulce.

- Entonces se pierden de la amistad de una persona maravillosa - dijo mientras me sacaba las lágrimas con su pulgar. Nunca nadie me había dicho algo tan lindo, sonreí con los labios pegados y me sonrojé - Déjalas que pierdan su tiempo estando con otras personas. Pero nadie será mejor que tu presencia, nunca - lo abracé, dejándonos caer en la cama. Yo apoyaba mi cabeza en su pecho y cruzaba una pierna a su lado mientras los dos nos abrazabamos y Draco me hacía mimos en el cabello.

No lo podía creer. No podía creer que me haya dicho cosas tan tiernas. Su consuelo me hizo sentir cariño y seguridad por venir del Príncipe de Slytherin. Pensaba que Draco era puros caprichos y burlas. Pero me está demostrando que no, me demuestra que detrás de todo su orgullo y ambición hay bondad.

Mientras me acurrucaba esperaba que sus lindos actos no sean una farsa.

La ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora