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Yo ya me había bañado y vestido, estaba sentada en la cama descansando mis piernas. Tom recién salía de la ducha.

- T/n - dijo mientras se vestía - El miércoles de la próxima semana voy a desaparecer...

- ¿De qué hablas?

- Voldemort me encerrará en el cuaderno. No voy a morir, pero no nos volveremos a ver.

- ¿Cómo? ¿Por qué? - me estaba encariñando con Tom y ahora me dice que se va a ir para siempre.

- Porque soy un recuerdo, y Voldemort me trajo aqui para ayudarlo con su ataque a Hogwarts, nada más. - no expresaba ninguna emoción, sus ojos apenas se entristecían.

- Tom... - me acerqué a él y acaricié sus ondas mojadas - ¿Por qué quieres pasar tiempo conmigo? - presentía que Tom no solo me buscaba para tener sexo.

- Porque sé que jamás te volveré a ver... - dijo sin apartar sus intensos ojos verdes de los míos - Debo confesar que eres lo único que me importa desde que salí de mi cuaderno.

Lo abracé, nunca antes lo había hecho. Y cuando me devolvió el abrazo, comprendí que Voldemort, en sus épocas pasadas y en lo más, más, más profundo de su corazón sentía compasión. Solo que nunca lo muestra.

- Bueno, listo - dijo separándome del abrazo. Nunca conocí a alguien tan frío.

A la madrugada, volvimos a mi ventana, nos despedimos y me puse a dormir.

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Dos días después, a la tarde, yo seguía preocupada por Draco, hace más de tres semanas que no recibía ninguna carta de su parte. Seguro está ocupado con Vanora. Sin embargo, le mandé una carta preguntándole por qué no me respondía.

- ¡T/n! - escuché a mí papá llamándome desde abajo - ¡Baja, alguien vino a verte!

Moría de ganas de que fuera Draco. Me puse perfume y bajé sin apresurarme, para no parecer desesperada.

No era Draco, era Tom. Y vestía un saco largo y negro, que le quedaba perfecto, sus manos estaban en los bolsillos, con un pullover beige, unos pantalones grises amarronados formales y unos zapatos negros. Me extrañó que viniera por la puerta y no por la ventana.

- T/n. Tom vino a buscarte para llevarte con Quien-tu-sabes, según me comentó tiene una orden para ti.

- ¿Ahora?

- Si, ahora - respondió Tom. Me acerqué a papá para darle un beso en la mejilla.

- Cuidate brujita - me susurró y salí de casa con Tom.

Tenía miedo, nos subimos a su escoba.

- Es mentira, vamos a ir a un lugar tu y yo. - confesó y suspiré.

- Casi muero de nervios...

Bajamos en una ciudad mágica, y entramos a un edificio, el techo tiene pinturas renacentistas maravillosas. En los costados hay estanterías altísimas llenas de libros, en frente hay un escritorio donde una señora anciana anotaba los libros que la gente se llevaba. Y cerca de las estanterías había mesas donde varias personas leían y del techo colgaban algunas plantas con flores. Todo el lugar tenía aspecto acogedor, era hermoso.

- Este lugar es hermoso Tom - opiné admirando cada detalle.

- Te gustan los libros ¿No es asi? Además traje cinco sickles para que te compres uno.

¿Está bien? ¿Donde está el Tom frío que conozco?

- Gracias Tom - dije acercándome para darle un beso en la mejilla, pero se corrió y me robó un beso en los labios. Fruncí el ceño y caminé a las estanterías, viendo los libros que ofrecían.

Luego de varios minutos, ya había elegido un libro y busqué a Tom. Lo hallé escondiendo un libro en su pullover.

- ¿Qué haces? Te van a descubrir.

- No, no son tan inteligentes como yo.

Nos acercamos a la señora, el libro que yo llevaba salía 4 sickles, se los di y Tom y yo caminamos a la salida.

- ¡Espere señor! ¡Se está llevando el libro! - gritó la anciana señalandonos.

- A correr - dijo Tom con una sonrisa divertida y tomando mi mano, salimos de la tienda corriendo y llovía. Agarré la escoba sin dejar de correr. Unas personas nos perseguían, Tom tomó su varita y lanzó el hechizo de aparición, es súper complicado, pero le salió.

En un abrir y cerrar de ojos nos teletransportamos hacia otra calle.

La ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora