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Le envié una carta a Fred y George, preguntándoles como estaban. Tambíen le envié una carta a Oliver, lo extraño bastante.

Igualmente falta una semana para volver a Hogwarts. Lo cual me alegra.

En la cena, Voldemort, Snape, Bellatrix y Lucius no estaban. Sin ellos me sentía mas segura, en frente mío estaba Draco y a mis lados Pansy y Cissy.

- Esta tarde - comentó Narcissa - Bellatrix y yo fuimos con Severus por ayuda. Él mismo se ofreció a proteger a Draco y a T/n en Hogwarts y en todo momento que necesiten. Hicimos un Juramento Inquebrantable, entonces - nos miró - podrán confiar en él.

- Eso es un alivio. En el colegio podrían estar en peligro. - dijo papá.

- Además escuché que el Señor tiene otra orden para hacerles.

- Así es Narcissa... - los Voldemort y Lucius entraron al comedor, Lucius tenía una marca en su cuello, su aspecto era desprolijo, tenía ojeras e intentaba no temblar. La voz lenta de Voldemort me asustaba - Les comentaré que Lucius a fracasado en uno de mis pedidos y como consecuencia casi lo pusieron como prisionero en Azkabán. Sin embargo, aquí está - Narcissa se levantó, se acercó a Lucius preocupada.

Papá estaba asustado y desanimado a la vez. Seguro extraña a mamá, pero no a la de ahora, sino a la de antes. La que era feliz.

- Mi siguiente pedido es para T/n, deberás matar a Dumbledore para el final de este ciclo escolar.

¿Cree que puedo matar al mago más poderoso del mundo mágico? Mí corazón comenzó a acelerarse.

- Señor, el fracaso fue de mi padre. Sería mejor que yo me encargue de su pedido. - intervino Draco, quien intentaba no parecer asustado - Bellatrix me enseñó Oclumancia y varios hechizos de magia oscura.

- Mmm, creo que tienes razón Draco... Me parece justo que pagues por lo que Lucius hizo...

Narcissa, Lucius y yo lo mirabamos atemorizados. No quiero que Draco se entregue a Voldemort como Tom lo hizo.

- Si no cumples mi pedido, mataré a tus padres ¿Entendido Draco?

Draco bajó la mirada, tragó profundo y me miró pensando.

- Si señor - dijo con voz débil.

Voldemort hizo una pequeña sonrisa, se convirtió en humo negro y se fue rápidamente.

- ¿Qué acabas de hacer? - preguntó Lucius desesperado - ¡Si tu no matas a Dumbledore moriremos!

- Lucius - dijo Cissy firmemente - Si Draco no mata a Dumbledore, Severus será el que lo hará. Hice un Juramento con él, por si Draco no termina su misión o necesita protección.

Ellos dos se alejaron, una vez que terminamos la cena. Cada uno se fue a su habitación, sin embargo, yo fui a la de Draco. Él estaba sacándose los zapatos.

- ¿Por qué hiciste eso?

- Solo acepté mi castigo. Cada día me arrepiento de haberle contado al Señor Tenebroso sobre tu carta.

- Pero no tenías que entregarte así - se puso de pie, y mis ojos no pudieron evitar observar lo bien que le queda el traje negro, siempre.

- Adelante, T/n, Castigame - su voz era grave, sus ojos grises azulados miraban los mios intensamente.

El aroma de su perfume y su lenta respiración me distraían. No sabía que responderle. Al parecer, Draco sentía la tensión porque puso sus manos en mi cintura y cadera masajeando mientras sus suaves labios comenzaron a jugar con los mios.

El beso pasó a ser más entusiasmado, sus atractivas manos manoseaban mi trasero y mi espalda por abajo del buzo y me pegaba a su cuerpo. Ninguno de los dos quería separarse del otro.

Igualmente, Draco cortó el beso para sacarme el buzo y sacarse su saco. Seguimos el beso mientras caminabamos hacia la cama.

Se sentó en esta y yo me senté encima suyo el beso era cada vez más húmedo, Draco comenzó a chupar mi cuello, mi respiración estaba cada vez mas agitada.

Yo acariciaba su pelo rubio platino, seguro me estaba dejando marcas y yo deseaba más, entonces sin pensarlo bajé mi mano a mi feminidad, pero Draco se dio cuenta.

- ¿Desesperada T/n? - dijo con una media sonrisa - Yo me encargo.

Me acostó y sacó mis calzas y mi ropa interior. Lanzó el hechizo silenciador y pasó su lengua en mi feminidad. Después no se qué hacia pero estaba muy mojada, introdució dos dedos juntos.

- Ah Draco - gemí en tono de súplica. Comenzó a mover los dedos para afuera y adentro. Ya no aguantaba más, lo quería dentro de mí.

Cuando frenó se puso un preservativo y entró a mi sin tardarse.

- Mmm - sus gemidos y gruñidos me encantaban. Mientras se movía besaba mi cuello, y yo rasguñaba no muy fuerte su espalda. Sentía que iba a estallar de placer.










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