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Al siguiente día, me vestí con el vestido negro que usé para venir, el saco elegante gris y unos tacones bajos. Me puse el collar y me dejé el pelo suelto.

Bajé a desayunar, Draco ya estaba en el comedor, tenía un traje elegante enteramente negro que le quedaba perfecto.

- Buenos días - dije abrazandolo, oliendo su tan querida colonia.

- Buenos días.

- ¿Estas bien?

- Si pudiera hacer algo para que hoy no nos pongan la Marca Tenebrosa- dijo en voz baja.

- Draco... No tenemos opción, lo que si tenemos es a nosotros.

- Eres hermosa princesa.

Besé sus suaves labios y luego miré sus ojos ¿Cómo hace para ser tan tierno y sexy a la vez?

Escuchamos pasos, Tom había entrado al comedor sin decir nada.

- Buenos días - dijo Lucius Malfoy, entrando al comedor con Narcissa.

- Ayudaré a poner las cosas en la mesa - comenté.

- No, T/n - dijo Cissy acercándose a mi - deja que Tlink se encargue de eso. - volví a cruzar miradas con Tom quien tenía expresión de confundido.

- Buenos días Cissy.

- Escucha - susurró - Hoy, no va a ser un buen día ni para Draco, ni para ti. Pero tienen que intentar mantener esa alegría constante.

- Draco y yo superaremos esto juntos. No se preocupe.

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Snape, Fenrir Greyback, Narcissa, mamá, Draco y yo caminamos discretamente por el Callejón Knockturn, usábamos unas capas negras con capucha. nunca había estado aquí, todo es oscuro y daba temor. Entramos a un anticuario llamado Borgin y Burkes.

Al entrar vimos una especie de armario, llamado Armario Evanescente, subimos las escaleras y en el medio de un cuarto oscuro, había un viejo caldero con un líquido verde brillante adentro. Los adultos rodearon al objeto y nos miraron.

Mi corazón latía a mil por minuto, y me costaba mantener normal mi respiración. Los nervios recorrían todo mi cuerpo. Esta era la situación en la que gran parte de mi vida se definiría y no fue de mi elección.

Draco y yo nos situamos en el centro del círculo de personas y extendimos nuestro brazo izquierdo. El caldero explotó con la luz verde, sin dejarme ver bien. Unos segundos después, pude ver a Draco intentando buscarme, caminé hacia él.

Y ahí estaba, en nuestros brazos, sellada la Marca Tenebrosa. Ahora, como consecuencia, somos considerados mortífagos.

Salimos rápidamente del Borgin y Burkes mediante los polvos flu. De un momento a otro uno por uno, salimos de la chimenea de la mansión Malfoy.

Fenrir Greyback no volvió.

Todos los que estaban en la casa, se acercaron corriendo hacia el hall, donde nosotros estabamos.

Mis latidos no se calmaban, al igual que mis nervios. No podía creer lo que habíamos hecho.

Me saqué la capa y levanté la manga de ropa de mi brazo izquierdo. Blaise, Pansy, la Sra Zabini y Perseus miraron la marca con mezcla de miedo y tristeza. Tom, al contrario, hizo una sonrisa malvada.

Cuando papá me vio me abrazó. Una lagrima resbaló mi mejilla, pero la sequé antes de que alguien lo notara.

Subí las escaleras y caminé a la habitación de Draco. Entré y estaba parado, con una mano en su cintura y con la otra agarraba su frente con frustración. No tenía puesto su saco ni su corbata.

- Este no es el futuro que quiero para nosotros...

- Draco, estaremos bien - dije mientras otra lágrima salió sin querer. Se dio cuenta y con sus dedos la sacó mientras me acariciaba.

- Tienes razón, estaremos bien mientras nos tengamos el uno al otro. - me abrazó - No llores - pidió en tono suave y comenzó a cantar la misma melodía de ayer mientras yo acurrucaba mi cabeza en su pecho.

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