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Unos días después, me vestí con el uniforme, me arreglé y bajé a la Sala Común.

Allí encontré a Angie llorando en el sillón, la niña de primero que tenía problemas con un niño de Ravenclaw pero al final eran novios.

Me acerqué a ella.

- Buenos días Angie... - me miró y me abrazó - ¿Qué pasó? - Draco vino desde su habitación y se acercó a nosotras.

- Peter me... Me engañó con Rebecca... - dijo en llanto, nos sentamos en el sillón.

- ¿Ya hablaste con Peter?

- No, no quiero. Yo los vi dándose un beso.

- No tienen nada de qué hablar. - agregó Draco agachándose adelante nuestro - Ahora es hora de la venganza.

- ¿Venganza? - pregunté frunciendo el ceño, son solo niños de primero.

Draco le susurró algo en el oído a Angie, sin dejarme escuchar.

- Lo que pasa después será tu decisión ¿Entendido? - dijo él, ella asintió, lo abrazó y se fue a hablar con sus amigos.

- ¿Qué le dijiste?

- Un secreto... - seguía agachado y con sus manos acariciaba mis muslos.

- Espero que tu secreto no nos haga perder puntos... - se puso de pie.

- Que exigente... - agarró mi mano y me puso de pie también. Creo que tengo que ser exigente si se trata de la Copa de las Casas. Nuestros rostros estaban a unos pocos centímetros, su voz ronca, su aliento fresco y su perfume son unas de las maravillas del mundo.

Rozó sus labios con los míos y me apretó a ellos mientras unía su cuerpo al mio. Escuchamos sonidos de asco de las niñas que estaban a un costado y nos separamos.

- No nos miren si les da asco. - dijo Draco molesto.

- Son solo niñas... - dije para calmarlo - ¡Todos vayan a sus clases y no lleguen tarde! - ordené, Draco y yo también lo hicimos.

En la clase de pociones, el Profesor Slughorn nos enseñó la Poción de Erumpent y luego cada uno la preparó.

- Prefectos... - dijo a mi y a Draco - ¿Está bien Theodore Nott? Estuvo faltando a mis clases esta semana. No quise ponerle mucha presión al decirle que es el mejor de mi clase.

- No lo hemos visto Profesor... 

- La última vez que lo vimos fue en Hogsmeade el sábado. - comenté.

- Si hasta el próximo fin de semana siguen sin verlo, hablen con la directora. - se alejó y seguimos con el trabajo.

 - se alejó y seguimos con el trabajo

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- Hablando de Nott... ¿Qué hacias con él en Hogsmeade?

- Solo hablabamos... Siempre está solo, necesita compañía.

- ¿Por qué tu compañía? - preguntó acentuando el "tu".

- No sé Draco, quizás le trasmito más confianza.

- Más confianza... ¿Y por qué no deja de mirarte?

- Escucha, discutimos esto después de clase. - Draco sospecha de él, y yo también. Algo malo le está pasando y tengo que volver a hablarle.

Después de clase, Draco y yo nos pusimos a hablar en un pasillo, cerca del salón de nuestra siguiente clase.

- No confío nada en Nott. - suspiró con cara de disgusto.

- Tenemos que buscarlo para no preocupar a la Profesora McGonagall de su ausencia.

- Prométeme que si lo encontramos te alejarás de él.

- ¿Por qué no confías en él? - le pregunté, era obvio que no dice esto solo por celos.

- Primero, no lo conozco. Segundo, la semana pasada lo vi leyendo en la biblioteca un libro sobre Artes Oscuras.

Entonces, observé bien. Y lo que Nott me dijo era cierto, tengo que hacerle cambiar de pensamiento antes de que algo malo pase.

Escuchamos un llanto un poco lejos de nosotros y nos acercamos a él. En el suelo, estaba sentado un niño rubio de Ravenclaw, llorando y tapando su rostro con sus manos.

- Hola... - dije sentándome a su lado - ¿Quieres contarme por qué lloras? 

Negó con la cabeza, saqué sus manos de su rostro y vi sus ojos verdes claros llenos de lágrimas. Abrió su boca y su lengua estaba atada en un nudo, no podía hablar.

- Quedate quieto. - dije, agarré mi varita y le lancé "Finite Incantatem" y su lengua se desató - ¿Quién te hizo esto?

-Angie... Si la ven, diganle que no quería engañarla y que la sigo queriendo mucho. - se fue corriendo, miré a Draco y él se hizo el distraído.

-¿Ese era tu secreto? - pregunté enojada.

- Emmm no...

- Si nosotros no lo encontrábamos a tiempo, cualquier otro prefecto nos hubiera restado puntos.

- Pero el secreto funcionó. Dijo que la quiere mucho. - dijo imitando la aguda voz del niño, rodeé los ojos pero no puse evitar sonreír.

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