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Mi corazón comenzó a latir más rápido, la minoría de las personas que nos rodean me conocen. Me senté en el piso, cerca de George para acariciar su cabello anaranjado, solo quería transmitirle compañía. Seguro sospechan de mi, además de las visiones de Potter solía tener.

- Harry ¿Confías en todos los que estamos aqui? - preguntó Remus.

- Si... ¿Por qué T/n vino?

- Nosotros la invitamos - respondió Fred.

- ¿Por qué esa pregunta Harry? - intervino Hermione mirandolo con el ceño fruncido.

- No es nada Hermione - dijo con miedo de ella. Me miró de reojo.

Además de mi, Mundungus Fletcher también los engañó, ya que es mortifago y si no me informaron mal, estuvo encubierto en la guerra que recién tuvieron.

- Creo que sé quien los engañó - dije poniéndome de pie, no quería engañarlos y aunque me obligaban no pude hacerlo - Tienen que irse de aqui. Váyanse a otro lugar seguro - todos me miraron confundidos - Por favor, solo confíen en mi.

Fred se acercó a mi, corrió mi cabello atrás de mi oído y besó mi mejilla, podía ver comprensión en sus ojos.

- Tenemos que hacer lo que dice. Ahora.

- Bueno, voy por comida - dijo Molly. Todos comenzaron a salir.

- T/n ¿No ocultas nada? - preguntó Harry en voz baja.

- Solo protege a los demás hasta que las clases empiecen. - dije y volteé a ver a George. Me agaché y mis ojos se llenaron de tristeza. Ellos no tuvieron la culpa de haberme mandado la carta, Draco no debió decir nada y nada de esto hubiera pasado. Igualmente, parte de esto era mi culpa.

- George, te extrañé...

- Yo también T/n, no sabes cuánto - murmuró apenas sonriendo con los labios pegados. No merecía todo el amor que me expresaban.

- Me tengo que ir. Cuando te recuperes envíame cartas. - asintió despacio con su cabeza. Me di vuelta y Hermione volvió a abrazarme.

- Sabes que puedes decirme lo que sea - susurró sin soltarme.

- Lo sé, te amo Hermione no lo olvides. - sonrió pero su expresión era de preocupación. Agarré mi escoba y me alejé de la Madriguera.

¿A dónde me dirijo? Desde que Tom hizo el hechizo de desaparición no lo vi. Antes de irse me dejó las llaves de su pequeña vivienda, y seguro no son las únicas que tiene. Lo que intento decir es que seguramente está allí y ahí es a donde voy.

Ese callejón daba miedo entonces abrí la puerta rápido y entré.

- Hola T/n. - su voz me dio escalofríos. Tom usaba una camisa gris con botones y unos pantalones negros, estaba sentado al escritorio escribiendo en un cuaderno - Sabía que vendrías.

- ¿Por qué no me dijiste que planeabas quedarte?

- Porque quería dejar a todos con la boca abierta, y lo hice ¿No es asi?

- No fue solo por eso, además el Señor Tenebroso dijo que cuando te vea no tendrá piedad.

- Deja de preocuparte ¿Por qué viniste?

- Quería pedirte que no salgas de aquí, si algún mortífago te ve te matará.

- Algo te preocupa ¿Qué es? - se puso de pie y se acercó.

- Recién hubo una pequeña guerra entre algunos miembros de la Orden del Fénix y algunos mortífagos. Y me obligaron a traicionar a mis amigos pero no lo hice.

No dijo nada, solo desvió la vista pensando.

- Bueno, me voy...

- A la mansión Malfoy, supongo. - dijo, asentí y caminé a la salida - Despídete.

Rodeé los ojos, volví a Tom y besé su mejilla.

- Espero volver a verte Tom.

- Volverás a verme, T/n.

Hizo una pequeña sonrisa y salí de la casa. Volé a la Mansión Malfoy y llegué entré al hall donde Draco, Pansy y Blaise me esperaban.

Corrí a Draco y me abrazó. Volví a sentirme segura allí, entre sus brazos, sabiendo que pase lo que pase tengo su compañía.

- Me enteré - Voldemort exclamó acercandose a nosotros con Bellatrix, Snape y Lucius - Alguien me comentó que nos engañaste T/n... La carta diciendo que estaban en la Madriguera llegó, pero según Mundungus y Francis allí no hay nadie.

No podía respirar bien por el miedo que recorría todo mi cuerpo. Draco agarró mi mano. No sabía que decir. Bellatrix me apuntó con la varita.

- Bellatrix dijo que si me traicionabas, no saldrías con vida. - repitió Voldemort, Snape miraba sin mostrar ningún sentimiento y Lucius observaba a su hijo, quien seguía sosteniendo mi mano.

- ¡Desmaius! - se escuchó atrás nuestro. Bellatrix cayó al suelo, gravemente aturdida. Tom Riddle se ubicó en frente mío - Debes aceptar que no todo será como siempre quisiste - le dijo a Voldemort.

Yo le dije que no se mostrara, pero no me hizo caso y ahora está protegiendome.

- ¡Todo será como yo quiero! - el monstruo sacó el diario de Tom del bolsillo de su túnica.

Voldemort lanzó un hechizo con la varita de Lucius al diario y rayos luminosos comenzaron a salir de Tom.

- Tom - murmuré, él habia comenzado a moverse como si lo estuvieran torturando, sus gritos de desesperación me hacían temblar.

En unos segundos, los rayos eran tan brillantes que tuve que cerrar los ojos y al abrirlos, Tom ya no estaba y pequeños brillos caían.

Tom había muerto.

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