Capítulo 56: La mudanza

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[...]

Decidí venir a buscar lo más necesario a mi apartamento, abro la puerta memorizando cada detalle de la sala como si fuese la última vez que estaré en ese lugar tan acogedor para mí, aunque no será la última. Seguiré pagando el alquiler, es lo mejor en caso de que la convivencia con Loki no funcione o suceda algún imprevisto. Aún me cuesta trabajo creer que me iré a vivir a la casa del Dios del Engaño, divagando saco una maleta rosa con ruedas del closet, lo primero que hago es empacar mi ropa favorita, blusas de colores, remeras, jeans negros, azules, y pijamas para nada sensuales, seguro Loki los va a odiar, también empaco mis libros de economía, matemática financiera, administración de empresas y contabilidad, y uno que otro apunte que me puede servir para estudiar. En una bolsa echo algunas cosas que aún no caducan como una botella de jugo de naranja, una bolsa de pan, mantequilla de maní y snacks. Por último, tomé en brazos a Tommy quien dormía profundamente en los brazos de Morfeo, con la ayuda de un sedante natural que coloque en su bebedero o sería imposible meterlo en la mochila para transportar gatos, la detesta sin pensar en la cantidad de arañazos que recibiría.

Ya todo listo y empacado me detengo a pensar si estaba olvidando alguna cosa, un rayo de sol se refleja en el marco de vidrio de la fotografía de mis padres, la tome en mis manos y bese la fotografía con cariño y la dejé en la mesita de noche. No sé porque, pero no quise llevarla conmigo, además a mis papás los llevo siempre en el corazón, aunque desgraciadamente no tuve la oportunidad de conocerlos.

Esquivando mis pensamientos tristes, cierro la puerta del que era hasta ahora era mi apartamento, suspire profundo como despedida, baje por el ascensor y salí del viejo edificio. Camino unas calles arrastrando mi maleta con una bolsa en mi mano y mi mochila acuestas con el pesado de Tommy. Avanzando por la calle me encontré con un hombre que mendigaba así que decidí darle la bolsa que traía con comida, además de unos dólares, él los necesitaba más que yo.

— Lucy... — Una voz varonil susurra mi nombre a mis espaldas. — Parece que no te cansas de ser buena. — Ríe el chico de cabello rubio.

— Liam... ¿qué haces por aquí?

— Precisamente venía a tu apartamento ¿por qué vas con una maleta? — Frunce el entrecejo echándole un vistazo a mi maleta con ruedas.

— Me mudaré a la casa de Loki. — Dije con culpa en mi tono de voz, y bajé la cabeza. Sé que le gusto a Liam y enterarse de esta noticia debe doler. Él no dice nada solo sonríe levemente pero obviamente esa sonrisa es falsa.

— Bueno yo venía a despedirme de ti.

— ¿A dónde vas?

— Me salió un trabajo para una campaña publicitaria en Los Ángeles por tres meses así que acepte.

— Me alegro por ti Liam, aunque me entristece que te vayas de verdad que te considero un gran amigo.

— Exacto, me consideras como un amigo pero yo no puede verte de ese modo...— Hace una mueca de decepción y echa hebras de su cabello hacia atrás. — Cada vez que te veo quiero abrazarte, besarte y hacerte feliz... pero sé que tu felicidad es él, por eso yo... acepté ese empleo lejos de aquí y de ti.

— Liam de verdad no sabía que lo mío con Loki te estaba lastimando de ese modo, y te pido disculpas... ahora entiendo porque te fuiste así de mi fiesta de cumpleaños.

— No pidas disculpas, el idiota que se enamoró de ti fui yo. — Toca con sus dedos mi mejilla rosada. — Ese día me fui de tu cumpleaños porque no soportaba ver esa complicidad que hay entre tú y Loki... ¿Puedo darte un último abrazo? — Pregunta enseñándome esa perfecta sonrisa.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora