Capítulo 131: Fuego contra hielo

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∙ ~εïз~ ∙ 

Ambos se besaron casi degustándose el uno al otro como si estuviesen probando el fruto prohibido, esa deliciosa fruta que ambos anhelan seguir probando en nombre de la pasión. Ella acarició la piel azul de su abdomen con delicadeza, sentía el frío atravesando sus dedos y como la escarcha se derretía gracias la temperatura infernal de su cuerpo. Deslizó sus labios por el cuello de su amado, dejando a su paso vapor en el aire.

Él recorrió con sus gélidas manos esas curvas que crean sus pechos, subió por su escote hasta su cuello dejando escarcha que en pocas milésimas de segundo se convertía en gotas de agua, que se deslizan por esa piel color carmesí.

Se incorporó sobre el colchón para besar su clavícula, le regaló su vaho mientras sus brazos se enrocaban dulcemente a su torso desnudo, ella aprovechó la ocasión para apretar y masajear su virilidad congelada, dispuso la punta en su caliente entrada y su cadera descendió placenteramente.

El celestial contraste de la temperatura de ambos cuerpos provocaba descargas eléctricas en el otro, los dos se acariciaban mientras sus sexos se sumergían frenéticos de amor. El gigante de hielo se recostó sobre la cama dejando que el demonio femenino tomara el control de la situación, ella cabalgó sobre su pene cubierto de hielo, mientras él estrangula su cuello con la fuerza suficiente para dejarla respirar.

La mirada escarlata y radiante se intensifica al sentir que su sexo está a punto de estallar y de evaporarse en partículas, entierra sus garras en respaldar de la cama destrozando el material acolchado, su energía demoniaca ha sido liberada gracias a ese pene digno de cualquier reina, la cama cruje lastimosamente mientras las paredes de su feminidad aprietan la longitud de su hombre, jadea inquieta al sentir esas cosquillas heladas subiendo y bajando en su interior.

Su cuerpo queda tendido sobre el del Dios, él aprovecha y se gira sobre ella. Unen sus manos contra el colchón saboreando sus ardientes labios, lame su cuello dejando un camino escarchado y esa espada helada vuelve a penetrar esa cavidad suave y abrasadora como un volcán. Ambos jadean sobre la boca del otro, sus alientos se combinan provocando una estela de vapor helado, el Dios vuelve a embestirla, la futura reina del Hel gime de dolor envuelto en placer, soportar el tamaño de un gigante de hielo no es tarea sencilla.

— ¿Estas bien? — Susurra el Jotun dejando cortos besos en el cuello de ella.

— Estoy cumpliendo la fantasía que he tenido hace años, estoy en las nubes.

— ¿Ahora entiendes porque no quería hacerlo en mi forma Jotun?

— Tenías miedo de matarme con tu colosal pene de hielo... — El gigante de hielo sonríe.

— Sí.

— Estoy en mi modo demoniaco, puedes darme como máquina de coser si quieres, no me pasara nada.

— No podrás sentarte mañana.

— Es un riesgo que estoy dispuesta a correr.

— Después no te quejes.

— Tengo una pregunta ¿tu semen sale en forma de cubitos de hielo? Podría recolectarlos para mi café de la mañana.

— Creo que estoy enamorado de una demonia sucia y bromista.

— Demuéstrame que tan enamorado estas.

Arremeten con sus bocas, el Dios se despega de sus labios para levantar una pierna de su pareja, su miembro entra hondo por ese agujero a la gloria, ambos gimen controlados como títeres por los hilos de la pasión. Se acarician mutuamente cuando sus rostros están a una distancia nula, un sentimiento profundo e intenso de a despertado en sus corazones, porque no solo se han fundido sus cuerpos también se han mezclado sus almas para siempre.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora