Capítulo 61: Compromiso.

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[...]

Ser su reina, la madre de sus hijos, el amor de su vida... esas palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza, "te amo"... esa corta pero tan intensa frase que había vuelto nuestro mundo ideal de cabeza, tenían razón, siempre escuche decir que el amor lo estropea todo, había estropeado y roto nuestro acuerdo, nuestro anhelo de permanecer juntos... las reglas se habían quebrantado, él pasó los límites establecidos por el Amo y su sumisa y hay que resignarse a las consecuencias. Pero ¿porqué me siento así? ¿porqué me duele tanto todo esto? Se supone que todo era parte de un trato... sabíamos que esto era un juego y todo seguiría intacto si respetábamos las normas.

¿Pero porqué te extraño tanto Loki?

— ­­­­­Lucía ¡Ya basta! — Me increpa quitándome una caja de libros de los brazos.

— ¿Qué? ¿De qué hablas Susy?

— ¿Cómo de qué hablo? ¡De ti obviamente! — Suelta la caja sobre el mesón de madera tan fuerte que lo hace crujir. — Desde que terminaste con Loki eres un alma en pena... es como si la Lucía que conozco hubiese muerto y su fantasma es el que viene a trabajar.

— Eso no es cierto...

— ¡Mírate en el espejo! Estas completamente apagada, sin vida, yo ya no sé que hacer para levantarte el ánimo...

— No te preocupes estaré bien Susy. — Digo tomando unos libros y colocándolos en otro estante intentando disimular mi tristeza.

— Precisamente porque soy tu amiga estoy preocupada por ti. — Susy suspira como si estuviese tomando aire profundo. — ¿Fuiste a verlo verdad?

— Sí, fui a buscar a Tommy y algunas cosas...

— Y ¿qué te dijo?

— Me recriminó... — Comienza a quebrárseme la voz. — de que como era posible que olvidara todos los momentos felices que tuvimos en esa casa, pero aun así me fui de ahí.

— Lucy... ya para de hacerte daño ¿Qué no te das cuenta?

— ¿De qué? — Digo llorando.

De que estás enamorada.

Amor... esa es la palabra que me rehusaba a aceptar. Me había predispuesto a bloquear esos sentimientos para complacerlo a él, cumpliendo la regla de no enamorarme.

— ¿Cómo puedo saber que lo estoy si nunca lo he estado antes?

— Ay amiga... por esas lágrimas...— Dice entregándome una caja con pañuelos. — No lloras por cualquiera de ese modo. Además, cuando hablas de él tu mirada se llena de esos brillitos especiales. — Me pellizca la mejilla logrando crear una sonrisa en mi irritado rostro.

— Tienes razón, sin Loki me siento vacía como si me faltará una parte de mi misma... me enamoré de él... y quiero estar a su lado para siempre, lo que daría por oír alguna de sus estúpidas bromas... — Vuelvo a echarme a llorar.

— ¡Pero aun estas a tiempo! ¡Ve por él!

— ¿Y si no me acepta? Es muy orgulloso y sé que lo lastimé.

— Al menos lo habrás intentado, y no te quedarás con la duda.

Quedaban cuarenta minutos para las seis de la tarde, Susy como la excelente amiga que es me dijo que ella cerraría la tienda y que puedo ir en paz en busca de mi amado. Salgo de prisa haciendo parar el primer taxi, toma la avenida principal, pero producto del tráfico se detiene en un embotellamiento, le paso unos dólares al conductor y decido bajarme para echarme a correr. La lujosa mansión quedaba a unas cinco calles, no era una distancia corta pero mis ganas de volverlo a ver y de al fin confesarle mis sentimientos son más fuertes que yo. Corro de prisa, pisando los charcos de lodo y agua, ni el cansancio ni la intensa lluvia ni nada iban a detenerme.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora