Capítulo 77: Rechazada

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⊱⋅ F por Lucy. ⋅⊰

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No lo podía creer, este hombre que parece sacado de una revista de alta moda, que parece un Príncipe sacado de un hermoso cuento de princesas...

¿Iba a ser mi esposo?

Además ¿yo casada? es imposible, amo demasiado mi libertad como para amarrarme a un hombre, esto no puede ser posible... ¿o tal vez sí?

— ¿Tú y yo íbamos a casarnos? — Dije incrédula.

— Sí. — De pronto vino a mi memoria el anillo que encontré en su habitación. ¿Entonces ese anillo era para mí? — Está bien si no me crees... con el tiempo iras recordando, eso es lo más importante ahora que recuerdes quién eres.

— ¿Por qué siento que no pertenezco aquí?

— Porque eres de la Tierra, eres humana.

— ¿Y tú qué eres?

— Soy un Dios.

— ¿Por qué un Dios se casaría con una humana?

— No lo sé. Lo que sí sé, es que soy tan feliz de poder volver a ver el color de tus ojos, de sentir el calor de tus manos, de escuchar el sonido de tu voz.

Me quedo hechizada viendo cada detalle de ese perfecto rostro, sus palabras me hacían olvidar todo el caos que había en mi cabeza, por ese breve momento sentí paz y una necesidad por tocarlo me invadió.

Tal vez en mi memoria no podía recordarlo, pero mi cuerpo sí. Las mejillas me ardían y cada vello de mi piel está erizado. Sólo él tenía ese poder de desbocar mi corazón por completo solo con palabras. Sonreí y él hizo lo mismo, tomó mis manos para dejar besos en ellas delicadamente como si fuese una obra de arte.

Este hombre tenía la capacidad de hacerte sentir así, como si fueses única y especial.

Después de eso quedé confundida, llegó la hora del almuerzo, pero no tenía ganas de comer. Me quedé el resto del día en mi habitación sumergida en mis pensamientos. A la hora de la cena él volvió por mí, me insistió que debía ir a cenar o al menor intentar comer algo. No pude decirle que no, me lavé la cara para darme ánimos y fui.

Tomé asiento a un costado de la silla del Rey y Sigyn hizo lo mismo del otro lado, Thor se comió tres pollos asados, y bebió varios litros de cerveza. En cambio, Loki comió filete y un poco de ensalada bebiendo una copa de vino, yo solo me comí la mitad de mi plato. Estuve la mayor parte de la cena en silencio, además no tenía nada que decir, todos para mí eran extraños, excepto Loki quien a ratos me regalaba su bella mirada y eso a su amiga parecía incomodarle bastante.

Después de la cena volví a mi habitación, me di una ducha caliente para relajarme y para poder dormir profundamente, me coloqué un pijama que era un camisón de seda negro con tiras en mis hombros, cepillé mi cabello húmedo viéndome de nuevo al espejo. Escucho que llaman a la puerta, deseaba que fuese él.

— Loki. — Me hice la sorprendida.

— Quería saber... ¿cómo estás? antes de irme a dormir. — Siento su mirada recorriéndome de pies a cabeza, aunque intenta disimular no le resulta.

— Estoy mejor, gracias por lo de esta mañana... por contenerme de verdad lo necesitaba.

— No tienes que agradecerme... y si necesitas cualquier cosa ya sea contención o lo que sea estoy aquí para ti. — Me sonrojé me sentía como una niña de 16 años.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora