Capítulo especial: Realidad deseada

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Voy conduciendo por las calles de Nueva York, como siempre el tráfico no ayuda, quiero llegar lo más pronto posible. Me siento cansado, mis parpados pesan y mi estomago no ayuda con ese rugido, detengo mi vehículo en una de las avenidas principales frente al semáforo en rojo.

Es extraño todo esto, las calles lucen igual que siempre. La gente, mi automóvil, todo se ve exactamente igual, pero hay algo diferente que me molesta y no sé qué es. Quizás sea estrés o el cansancio que hace que mi mente se ponga a divagar en cosas sin sentido, la verdad es que estoy cansado, cuando llegue pienso arrojarme al primer sillón que encuentre en mi sala.

Espera... pero ¿por qué estoy cansado?

Miré hacia un costado al asiento del copiloto, en él había un maletín con un montón de papeles que supuse que son del trabajo. Por supuesto, a eso se debe mi cansancio... hoy tuve un día pesado en la oficina, las ventas cada semana se van incrementando y como soy en dueño de esa compañía tengo que siempre estar al pendiente, igual que el capitán de un barco.

Me causa curiosidad ese montón de papeles, los tomé para leerlos, pero de inmediato el semáforo cambio a verde, terminé dejándolos en el mismo asiento y volviendo a prestar atención al camino y al volante.

Después de recorrer unas cuantas calles, llegue hasta un barrio muy bien acomodado, las casas eran grandes, tenían amplios jardines y se veía un barrio muy limpio, los niños jugaban en la calle y había gente paseando a sus mascotas por los parques. Me estacione frente a mi casa, la admiré por un momento como si fuese la primera vez que la viera, es grande, tiene muchas ventanas y el césped está perfectamente cortado que parece una alfombra.

Me bajo de mi vehículo junto a mi maletín, cruzo por el jardín y llego hasta la puerta, me percato que está abierta giro la manilla y me recibe Thunder meneando su cola y ladrando, feliz de verme. Lo saludo dándole caricias por las orejas mientras dejo mi maletín en uno de los sillones. Me quede de pie arrugando el entrecejo, la verdad es que mi cerebro no reconocía este lugar, ni la sala, ni los sillones, menos la decoración de la casa. No es que esté mal decorada, solo siento que hay un ambiente muy acogedor en este lugar.

— ¡Te dije que no te metieras en mi cuarto enano metiche! — Grita una chica desde el segundo piso.

— ¡Le diré a mamá que estabas hablando con un chico! — Dirijo mi visión hasta las escaleras, un niño como de unos 10 años viene bajando a toda velocidad.

— ¡Devuélveme mi cargador! — Una chica de unos 15 años de cabello largo y negro viene detrás del muchacho, se detiene frente a mí con una sonrisa. — Hola papá.... ¡ven aquí enano voy a matarte!

Esperen, esperen... ¿me dijo papá?

Ellos se pelean por el cargador de un celular, ella tironea de un lado y el chico del otro, ambos forcejean gritándose entre sí, hasta que lo rompen. Yo sigo sin entender porque esa niña me llamó papá, creo que todavía estoy con la boca abierta.

— ¡Mamá mira lo que hizo Bal!

— ¡Tú lo rompiste Freya!

Yo sigo siendo un espectador frente a esa situación, todavía no podía reaccionar. ¿Será posible que esos sean mis hijos? Entonces cuando escuché esa voz todo se volvió creíble...

— ¡Ustedes dos ya dejen de pelear! — Ella luce exactamente igual, trae un delantal rosa atado a su cintura y una cuchara de madera, les da un golpe corto a ambos en la cabeza con el mismo utensilio. Ambos se quejan sobándose el área donde los golpeo. — ¡Acabo de hacer dormir a su hermana! ¡No quiero que la despierten! — Los regaña. Levanta la vista hacia mí y ese semblante enérgico cambia en un segundo. — Hola mi amor...— Me regala esa sonrisa deslumbrante que solo ella tiene.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora