Capítulo 174: La variante de Amora

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La vida se le escapa en cada suspiro, su cuerpo agoniza en medio de un charco de sangre.

Su mente se llena de recuerdos, algunos buenos y otros totalmente dolorosos. Recordó a ese hombre que la maltrató y humilló, aquel que la vendió a desconocidos como si se tratara de mercancía barata.

También recordó a Thor, fue el único hombre que la trató con dulzura y sin pedirle nada a cambio.

Mientras la vida se le va en cada gota de sangre, surgió en su corazón el arrepentimiento.

Arrepentida de no haber escuchado sus palabras.

Arrepentida de no haber hecho una vida junto a él.

A su lado se abre un portal, ve una silueta a borrosa parada frente a ella.

— ¿Tú me llamaste? — Dice esa cara familiar, más bien su reflejo.

— Con que si recibiste mi mensaje, aunque ya es tarde.

— ¿Quién te hizo esto?

— Lucía...

Aprieta su mano y de ella se desprende la última energía que tenía Amora. No solo le transfirió sus poderes, también todas sus memorias, que en su mayoría son más amargas que dulces.

Amora recibe la energía y puede notar como su poder aumenta de golpe, pero no solo eso. También la tristeza de la Amora moribunda le inundó el corazón y las entrañas.

— ¿El bebé ya nació?

— Aun no...

— Entonces estoy a tiempo de evitar que ese niño nazca.

— Olvida la venganza Amora... y sé feliz junto a Thor.

— ¿Quién es Thor?

— El hombre que me enseñó lo que es el verdadero amor.

Amora queda con sus ojos abiertos y da su último aliento.

Su variante se compadece de ella, y baja sus parpados.

Se queda observando su torturado cadáver y aunque la fallecida Amora le dijo que olvidara la venganza un sentimiento vengador se creó en su corazón.

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— Hola.

— Hola Loki... — Dice abriéndome la puerta con un delantal atado a su cintura. — Llegas temprano todavía no terminamos de hornear.

— ¡Papaaaá! ¡Te hice un hombre de jengibre! — Me dice Freya con emoción en su carita. — y le hice tus cuernitos.

— ¿Me hiciste a mí en galleta?

— Chi.

Abrazo a mi pequeña copia, realmente en muy poco tiempo me he encariñado mucho con ella.

Es la única personita que se alegra tanto cuando me ve.

— No te quedes allí... adelante. — Me dice y entro al departamento, al parecer el demonio no está.

Me acerco hasta la encimera donde Lucy está cortando la masa con moldes navideños, el horno está encendido y hay un aroma delicioso esparciéndose en cada rincón.

Por un momento imaginé que ella es mi esposa, que estamos en nuestra casa junto a nuestra hija, y que este sería el hermoso escenario cada navidad.

— ¿Qué sucede? — Me pregunta, mis ojos seguían atentos a ella.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora