Capítulo 120: La salvación de la hechicera

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—  Ahora explícame... ¿qué fue lo que pasó?

Jake me exige una explicación la cual no puedo evadir, será mejor decirle la verdad, o al menos una parte.

— Le ofrecí dinero para que pasara una noche conmigo y como ves no reaccionó bien. — Saque un pañuelo de mi bolsillo para límpiame el labio. — Intenté besarla y me mordió.

— ¡¿Hiciste qué?!

— Por favor, Jake no me hagas repetirlo.

— ¡¿Pero que tienes en la cabeza?!

— Sermones de moralidad ahora no.

— ¡¿Sabes que esto nos puede costar una demanda?! — Rodee los ojos. — ¡Lo que estas haciendo es acoso sexual! ¡¿qué demonios te pasa?! Tú no eres así Loki, tu mismo me enseñaste que a las mujeres se les respeta siempre.

— Sí ya se... me equivoqué, me dejé llevar por mis instintos eso es todo, ser un Dios no te hace perfecto.

— Iré a ver cómo está Lucy.

Jake sale por la puerta y entra Verity.

— Vi a Lucy huyendo al baño muy alterada...

— ¿Ahora tú vas a interrogarme? — Suspiré y me senté en el sillón de cuero.

— ¿Ella te hizo eso verdad?

— Me mordió porque intenté besarla, hasta le ofrecí dinero y no aceptó.

— Eres un puto acosador. — Su tono de voz es sereno, pero sé que está enfadadísima.

— Me equivoqué... ¿qué quieres que haga? ¿qué me arrodille?

— Mi iquiviqui... eso no sirve de nada, el daño ya está hecho, humillaste a esa pobre chica que no tiene la culpa de toda la mierda que tienes en la cabeza, si estas tan caliente... ¿por qué no te vas a ese club y pagas por una prostituta?

— Porque eso es muy sencillo, sabes que me gustan los desafíos.

— ¿Yo también soy un desafío?

— Tu eres mi amiga, Ver. — Intento tocar su mano, pero la retira.

— Las mujeres no somos juguetes que puedes usar cuando quieras.

— Verity...

— No sé si quiero estar por siempre con alguien así.

Me dice antes de retirarse.

Y sé a qué se refiere... a mi propuesta de ir conmigo al Helheim cuando llegue el momento.

Intenté concentrarme en el trabajo, pero fue inútil, así que me levanté de mi escritorio y salí de mi oficina. Caminé por el pasillo hasta la oficina de Lucy levanté mi mano para llamar a la puerta, pero la voz de Jacob me detuvo.

— Lucy no está, le dije que se tomara el resto del día.

— Entiendo.

— No, no entiendes la gravedad de todo esto, ella quiere renunciar.

— No lo hará.

— No estaría tan seguro, lo hubieras visto... estaba muy molesta y con justa razón. — Se cruza de brazos. — Le propuse que fuera mi asistente personal, así no tendrá que relacionarse más contigo.

— Salvas a la caperucita del lobo, pero ahora va a trabajar con el zorro... ¿qué conveniente para ti no?

— ¿Qué intentas decir viejo?

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora