Capítulo 94: Mudando de espacio y piel.

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°•  Holi, me extrañaron?  •°

•°♛°•

Por fin había terminado de empacar todo en las cajas, cuando vas a mudarte salen un montón de cosas que no sabias que tenías. El camión de la mudanza llegaría en cualquier momento, así que termine de acomodar las cajas.

Vendí algunos objetos, como los sillones, lámparas, una mesa, cocina y refrigerador, no recibí mucho dinero que digamos, ya eran de segunda mano, pero eso no importaba, quería deshacerme de ellos. Lo que no vendí fue el televisor y mi cama por supuesto, Liam dijo que había una cama en su departamento tamaño King solo para mí, pero me negué porque estoy acostumbrada a dormir en mi cama.

Escuché que llegaron los de mudanza, abrí la puerta y entraron dos sujetos, les indiqué las cajas que eran unas seis, en ellas iban toda mi ropa, mi cama desarmada, el televisor y otros cachivaches como mis libros, discos de vinilo y películas. Cuando terminaron de subir las cajas al camión era hora de irme de allí, tomé mi mochila subiéndola en mi hombro, le di una ultima ojeada a todo el departamento y me invadió un sentimiento de nostalgia en el pecho, tragué profundo mientras recordaba todo lo que había vivido en ese lugar. Estuve muchos años de mi vida aquí, suspiré mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

Cerré la puerta echándole llave.

Bajé rápidamente las escaleras, cuando salí hasta la entrada le entregué la llave al encargado de la recepción del edificio. Salí hasta la acera donde está Liam esperándome, está apoyado en su automóvil de lujo, vestía una camisa blanca y unos pantalones negros, de verdad parecía un modelo de pasarela.

Me acerqué a él sonriéndole, lo saludé y nos subimos a su coche, el camión de mudanza iba tras de nosotros, mientras nos alejábamos voltee nuevamente para ver el viejo edificio donde viví por tantos años, estaba dejando atrás una parte importante de mi vida, aunque esa es la idea, comenzar de cero.

Liam notó mi cara de sentimientos encontrados, quito una mano de la palanca de cambios para encontrarse con la mía que descansaba en mi rodilla. Cuando llegamos, él aparcó su vehículo en el estacionamiento privado mientras el camión se detenía afuera, subimos por el elegante ascensor hasta el ultimo piso donde está el penthouse. Al entrar me recibió Tommy chillando, dándome a entender que me había extrañado, lo acaricié diciéndole que no sea dramático, solo estuvimos separados por un día, ya que el día anterior yo misma fui a dejarlo. Los chicos de la mudanza empezaron de subir las cajas hasta el penthouse, las dejaron en un rincón de la sala que les indicó Liam. No demoraron porque no eran muchas, cuando terminaron les pagué por sus servicios y me despedí.

Me senté en el sillón más largo, más bien dejé caer mi cuerpo, mis piernas ya decían: basta siéntate un momento, miré un elegante de reloj que se encontraba en una pared, eran más de las dos de la tarde, me había tomado toda la mañana en empacar y mudarme.

El penthouse es hermoso, tenía amplios ventanales que reflejaba luz natural hacia el interior, sillones de felpa de color blanco, una mesa de centro de vidrio, una alfombra azul que parecía ser muy fina, hasta me sentía culpable por pisarla con mis zapatillas. El suelo estaba revestido de piso flotante y hay diferentes decoraciones que pareceb muy costosas, predominaba el color blanco en todo el lugar. Después de ese mini descanso, levanté mis huesos del sofá para empezar a desarmar las cajas, lo primero era armar mi cama, por fortuna Liam me ayudó hacerlo, luego de eso desempaqué mi ropa para colocarla en el walk in closet. Sí, mi cuarto tiene uno, además de un baño propio, las demás cajas con libros y otras cosas las dejé arrinconada en una esquina, solo desempaqué y armé lo esencial. Cuando mi cama estaba lista y mi ropa y zapatos en el closet me recosté un momento, me quedé viendo el techo y el lugar que ahora es mi cuarto. No podía quejarme de absolutamente nada, es perfecto, hasta alcanza para tener una mini sala dentro del mismo cuarto y también tiene un pequeño balcón con una vista preciosa. El cansancio me fue invadiendo poco a poco hasta que me dormí, al abrir los ojos un olor exquisito a comida recién hecha acarició mi nariz, tomé mi móvil que se encontraba en una de las mesitas de noche, iban a ser las cuatro de la tarde. Me levanté y fui hasta el baño, me di una ducha rápida y salí hasta el walking closet, me coloqué una blusa blanca y unos jeans negros.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora