Capítulo 84: El diablo azul

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⊱⋅  ¡Su salvador está aquí !⋅⊰

Una chica de cabello tomado y con un mandil se acerca hasta nuestra mesa, ella se queda pegada viendo al sujeto frente a mí, este chico no pasa desapercibido para ninguna mujer. Él pide una taza de té inglés, y yo pedí un capuchino, en unos cinco minutos regresa la misma chica rubia con nuestro pedido, el Dios bebe su té en silencio hasta que decide preguntar.

— Puedo saber... ¿por qué ese interés en contactarme?

— Sé lo dije al señor Rick, es por Lucía... — Detecto como el tono de su mirada cambia cuando escucha su nombre. — Ella lo necesita. — Él sonríe y baja la mirada incrédulo.

— Eso no es cierto.

— Si lo es... ¿por qué cree que estaría mintiendo con algo así?

— Ella me odia, me detesta, ella quiso que desapareciera de su vida y así lo hice.

— Ella no lo odia...— Arrugo el entrecejo con extrañeza. — de hecho, cuando me habla de usted lo recuerda con mucho cariño. — Frunce las cejas confundido.

— Creo que no estamos hablando de la misma Lucía.

— Lucía Walker... huérfana de padre y madre, cabello castaño, ojos color miel, de 1,65 de estatura... fue ella la que me pidió que lo buscara.

— Sí definitivamente es ella. — Dice apretando la mandíbula. — Lo que no entiendo es... ¿por qué tiene que enviarla a usted? Es ella la que debería estar aquí dándome la cara, ¿o es tanto su orgullo que no se lo permite? — Mis ojos se expende al oír eso. — Durante el tiempo que estuvimos juntos ella jamás la mencionó, supongo que son amigas, Lucía es muy sociable con todo el mundo al parecer no ha perdido esa cualidad. — al parecer este joven no está al tanto de la situación de Lucy.

— ¿Qué no lo sabe?

— ¿Saber qué?

— Lucía no puede venir porque está internada en un hospital psiquiátrico estatal.

De pronto su piel se puso más pálida de la que ya es, sus ojos brillaron con ímpetu.

— No, eso no puede ser... es una muy mala broma...

— Yo trabajo en ese lugar, soy enfermera, fui ahí donde la conocí. Lleva seis meses internada, su diagnóstico no es muy alentador, tiene demencia, alucinaciones, su cuerpo está en este mundo, pero su conciencia muy lejos de aquí... — El Dios se lleva una mano a la cara es evidente que enterarse de la situación de Lucy le afecta y mucho. — y eso no es todo... — Le entrego mi teléfono enseñándole las fotografías. — está siendo maltratada.

— ¡¿Quién se atrevió a tocarla?!

— Sospecho de un enfermero llamado Alex, no me gusta la forma en como la mira, lo sorprendí tocándola, la verdad es que Lucía me agrada porque me recuerda a mi hija Isabel, intenté comunicarme con sus amigos porque ellos fueron los que la internaron, pero nunca contestaron mis llamadas.

— ¿Cómo supo de mí?

— Fue ella, dentro de su locura y del dolor de haber perdido a su hijo ella lo recuerda... Lucía fue quien me pidió contactarlo, quiere que vaya a buscarla. — El sujeto saca unos dólares dejándolos sobre la mesa, ni siquiera se despide está muy afectado como para hacerlo, se retira con prisa.

— ¡Espera! ¿A dónde vas? — grité y sus pasos se detuvieron.

— ¿No es obvio? ¡A sacar a Lucía de ese espantoso lugar! Lo quemaré por completo. — El sujeto que conocí anoche se acerca hasta nosotros al oír los gritos de Loki.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora