La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y III

Capítulo XXXIII: La prueba de sumisión.

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Advertencia: 

Este capítulo puede contener lenguaje soez, escenas sexualmente explícitas y violencia. +18

Bueno como el título del capítulo lo dice puede haber escenas delicadas en este capítulo, si son sensibles mejor no lean.

¡Los demás disfruten!

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[...]

Veo una película en la televisión, es una romántica donde el la protagonista termina casada con el hombre de sus sueños, aquel que no le correspondía. La película romántica es totalmente incongruente con mis sucios pensamientos, me he imaginado una infinidad de veces como su verga mojada vuelve hundirse en mi sexo sacándome un gemido mientras mi cuerpo se retuerce del placer.

Supiera Loki cuantas veces me tocado recordando sus besos, su traviesa lengua sumergiéndose dentro de mí, mientras sus manos juguetean con mis pezones. De sólo volver a recordarlo mi entrepierna se humedece con facilidad, tiene hambre de su dueño.

— Te estas mordiendo el labio con los ojos cerrados ¿estás pensando en mí? — Susurra Loki en mi oído haciéndome sobresaltar del susto.

— Lo estaba esperando señor Loki.

— ¿Lista para tu segunda prueba?

— Estoy lista. — Digo apagado la televisión y poniéndome de pie de un salto. — Muero de la curiosidad.

— Bien, vamos a tu cuarto.

Trago saliva con temor pero muy ansiosa.

Loki cierra la puerta de mi habitación, se queda frente a mí desvistiéndome con su intimidante mirada.

— Te daré algunas indicaciones antes de comenzar. — Dice quitándose el saco sentándose sobre mi cama. — Si te doy una orden la cumples, si te hago una pregunta respondes y si te hago callar te callas. Dependerá de ti si me quedo a tu lado ¿has entendido?

— Sí. — El temor se apoderó de mi cuerpo, la mirada fría y oscura de Loki me hacían temer lo peor. Pero ya estaba aquí, estaba dispuesta a todo por volver a sentir su cuerpo sobre mí piel.

El Dios se coloca de pie para sentarse en el sillón de felpa rojo que está frente a mi cama.

— Acércate. — Me aproximo hasta él con las manos sudando manteniéndome de pie. — Quítate la ropa. — Obedezco empezando por los botones de mi blusa. — ¡Despacio! Te la estas quitando para complacer a tu amo, no para ir a la ducha ¿entiendes la diferencia?

— Sí.

Prosigo con mi primera tarea de quitarme la ropa, luego de deslizar mi blusa por mis hombros, continuo con mi falda hasta que cae al piso. La mirada del Dios me hace titubear, esa mirada llena de lujuria me quema la piel, es tan excitante. Me deshago de mi brasier quedando mis pechos libres y también quito mi tanga bajándolas por mis muslos.

Sé que no tengo un cuerpo deforme pero tampoco perfecto, aparte de las estrías en mis caderas y de la celulitis lo que más me incomoda es la cicatriz que tengo en mi abdomen de lado izquierdo, no es grande pero tampoco me gusta que alguien más vea la vea. Es el mal recuerdo que me quedó del accidente donde fallecieron mis padres, y que de no ser por Loki quién me encontró y curó mis heridas no estaría en este mundo. Estar desnuda de pie con la mirada seductora del Dios era muy incómodo, por inercia me llevo una mano para cubrir mi entre pierna y con mi antebrazo mis pechos.