Capítulo XXV: El secreto de Loki

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Hola queridos lectores:

Les comparto otro capítulo de esta novela/fic para hacer más divertida su cuarentena.

Antent@s a los detalles de este capítulo ya que será decisivo para la el desenlace de la Parte II.

Disfruten :D

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[...]

Despierto en medio de la madrugada sudando otra vez producto de la misma pesadilla recurrente que me recuerda este oscuro secreto que he guardado por tantos años. Quito las sábanas de mi cuerpo desnudo para salir de la cama, quizás beber un poco de whisky calme mis pensamientos.

Por los grandes ventanales de mi habitación tengo una amplia vista de la ciudad de Nueva York, es un paisaje totalmente diferente al que veo desde el balcón de mi cuarto real. Dicen que es la ciudad que nunca duerme, debe ser cierto ya que son las 3:45 am y siguen sus luces encendidas.

Sólo los rascacielos de vidrio reflejándose el uno al otro como espejos son testigos de mi debilidad mental. Necesito respirar aire fresco aunque sea por un momento, por eso deslizo uno de los enormes ventanales para salir hasta el balcón junto a mi vaso con alcohol. Desde lo alto observo como los automóviles se ven como diminutas hormigas corriendo veloces por las calles.

Ojalá pudiese olvidar esa imagen de mi mente, que me atormenta cada vez que cierro los ojos al dormir.

El rostro de esa mujer agonizante en el frío pavimento, con la mirada pérdida, tiñendo su largo cabello rubio con su sangre escarlata, en medio de toda la chatarra doblada, temblando porque se le va la vida y puede oír el lúgubre susurro de la muerte. Estaba condenada a una muerte dolorosa y horrenda para cualquier mortal, ya que una barra de metal atravesaba su estómago sentenciándola a morir en el lugar, pero aún moribunda, desangrándose y volviéndose un cadáver sentía mi presencia.

— Sálvala... —Murmuró suplicante mientras comenzaba a llover. — Salva a Lucía. — Esa fue la primera vez que oí su nombre.

La mujer aún hasta en su último aliento repitió ese nombre, pero aún no entendía a quien se refería, sólo veía a su acompañante muerto hace ya varios minutos, hasta que en medio de todo el metal doblado se oye el llanto de una niña aferrándose a su única posibilidad de sobrevivir.

Una tormenta furiosa se hace presente sobre la desolada carretera, con la ayuda de mi magia comienzo a desdoblar el metal, este se retuerce a mi voluntad dejando al descubierto una pequeña e inocente niña que lloraba a gritos a causa de sus heridas.

Me compadezco de ella y cumpliendo la última voluntad de su madre la cargo entre mis brazos para envolverla en una luz dorada que la sana por completo. La pequeña inmediatamente detiene su llanto, me mira con sus inocentes ojos y ríe con felicidad al verme, como si me conociera desde siempre.

Sin querer la historia volvía a repetirse... ¿esto fue lo que sintió mi padre en Jotunheim ? ¿Cuándo me sostuvo entre sus brazos siendo un bebé recién nacido que fue abandonado a su suerte? Ese día Odín tuvo piedad de mí y esa noche de lluvia yo, el Dios del Engaño tuve piedad por esa pequeña niña, aunque yo pague un precio muy caro viviendo siempre ensombrecido por la grandeza de su verdadero hijo, ella también tendrá que redimirme por haberle salvado la vida.

Después de salvarla y de haber grabado en su mente su deuda conmigo escucho las sirenas de la policía que se acercan a lo lejos, la dejo en el mojado cemento y me alejo caminando, ella gatea detrás de mí sujetando mi capa verde. Volteo para verla una vez más, me recorre una sensación extraña por el cuerpo queriéndome avisar que esa niña será muy importante en mi vida.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora