Capítulo 48: El salón rojo.

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Nuevamente les pido que lean el capítulo con la mentalidad bien abierta. 

Para mi es el capítulo más hot que he escrito jeje, disfruten ;)

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La habitación en la que nos encontrábamos tenía dos puertas, por la primera entramos y por la segunda era el acceso al salón rojo. Ante mis ojos había un gran salón, una tenue luz roja teñía el ambiente y bañaba los cuerpos excitados de cada persona. Se escuchaban gritos, jadeos y quejidos por doquier, los presentes tenían relaciones sexuales sin vergüenza ni tapujos, allí no existía la moral ni las buenas costumbres, todos se entregaban al placer carnal, a ser dominados y hasta torturados por sus dueños. Loki me jala de la correa indicándome que lo siga mientras nos sumergíamos en aquel salón, esas miradas ardientes nos hacían protagonistas en aquella estancia. Me quedo pegada viendo como un hombre agitaba el látigo sobre el cuerpo de su pareja, dejándole marcas rojas por toda la piel, o como en un rincón sobre una mesa de metal dos hombres se cogían a una mujer satisfaciendo cada uno de sus agujeros, quien excitadísima gritaba y sonreía de lujuria.

Jadee de solo pensar que algún día podría ser yo.

Al fondo del salón hay unos elegantes sillones rojos desplegados esperando que alguien tome asiento en ellos y disfrute de la sucia y excitante vista que proporciona el salón rojo.

— Siéntate en el piso, al lado de mi pierna izquierda. — Me ordena el Dios sin mirarme a los ojos, sentándose en el sofá. Obedezco como una fiel sumisa sentándome el frío mármol intentando que el plug en mi culo no se mueva. Loki acaricia mi cabeza como si estuviese acariciando a su perra. — ¿Qué te parece este paisaje Lucy?

— Aterrador y extraño... pero muy excitante Amo.

— Esa es mi chica, bienvenida a mi mundo. — Se inclina y me jala de la correa para besarme, mi parte baja se humedece más aun de lo que ya está.

Esperamos unos momentos y aparece Antonio junto a su sumisa, ella a diferencia de mí venía gateando en cuatro patas, totalmente desnuda, amarrada con una correa igual que yo. El hombre se sienta en el sofá frente a Loki mientras le hace una seña con la mano a uno de los sirvientes que repartían el alcohol en bandejas plateadas.

— Quien diría Loki que te veríamos con una sumisa... — Bebe el alcohol desde su vaso. — Aún recuerdo cuando la llevaste a mi mansión y me dio un discurso feminista. — Se echa a reír haciendo un escándalo, bajo la mirada para no hacer contacto visual con aquel hombre y se me crea un nudo en la garganta que hasta me llega a doler.

— No creas... Lucy sigue teniendo sus ideales feministas, créeme si estuviéramos en otro lugar y no en su rol de sumisa ya te hubiese golpeado. — ¿Me está defendiendo? — Ella es así de dócil solo conmigo ¿verdad? — El Dios me mira.

— Sí Amo, es cierto.

— Ponte de pie y siéntate a mi lado. — Tomo asiento al lado del Dios. — ¿Tienes sed?

— Sí Amo. — El Dios me entrega una copa de champagne.

— Podríamos divertirnos los cuatro ¿qué te parece? — Pregunta Antonio.

— Lo siento pero mi sumisa y yo tenemos un acuerdo de exclusividad, sólo yo puedo divertirme con ella.

Antonio frunce el ceño haciendo un puchero con su labio igual que un niño, que bueno que existe ese acuerdo de ser exclusivos entre nosotros, no me vería teniendo relaciones con ese hombre.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora