Capítulo 175: Bebé demonio

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— Hace mucho frío aquí... tengo congelados hasta los huevos, y ¿dónde está mi ropa?

Me dice el demonio sentado sobre la bandeja metálica, yo sigo sin moverme.

— Kaan... realmente ¿eres tú?

— No, soy Jesucristo resucitando al tercer día... obvio que soy yo mi amor.

— ¿Y nuestra frase?

— Batman quiere entrar en la bati cueva de Robin.

Dice descalzo y desnudo de pie.

— ¡Kaan! — Corro a abrazarlo. — ¡Estas vivo! — Lo abrazo con fuerza. — Creí que te había perdido... pero no entiendo, ¿cómo lograste volver?

— Te lo explicaré todo, pero primero salgamos de aquí, como demonio detesto el frío.

— Si claro... aquí está tu ropa, o lo que queda de ella. — Le entrego la bolsa.

— Todavía sirve... tengo muchas ganas de comerme una pizza con extra queso y una coca-cola...

Mientras Kaan sigue hablando y vistiéndose mis lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

— ¿Qué pasa Bitchin?

— Es que tuve mucho miedo de no volver a verte.

— ¿En serio estas llorando por mí?

— ¿Por quién más lloraría?

— Por Loki tal vez...

— ¡Estoy llorando por ti animal!

Sollozo con fuerza.

— Pero Bitchin... — Me abraza. — me resulta tan raro todo esto, nunca nadie antes ha llorado por mí, yo creo que eres la primera persona.

— No entiendes nada, porque los demonios no lloran.

— Exactamente... aunque verte así por mi causa me da mucha ternura.

Salimos de ese cuarto frío y lúgubre. Kaan se acerca al mesón donde está la señorita que me entregó sus pertenencias, le sonríe y le pide que anulen el certificado de defunción porque está más vivo que nunca.

La pobre chica se queda estática y su piel se torna pálida, se va corriendo en busca del médico de turno. A los pocos minutos el regresa y cuando ve al demonio a mi lado le ocurre lo mismo, se queda perplejo sin poder entender nada. Hace tan solo unas pocas horas atrás él examinó su cadáver y lo dio por muerto.

Al final la señorita termina anulando el certificado de defunción.

Dejamos atrás el hospital y el cielo comienza a soltar los primeros goterones de la noche y noto como la cabellera rojiza de Kaan se va mojando.

Sinceramente cuando lo vi muerto creí que mi mundo se volvía a caer a pedazos.

— Kaan... — Me detengo.

— ¿Qué?

— Dicen que las cosas suceden por algún motivo y todo esto me sirvió para darme cuenta de que... yo te quiero.

Los ojos esmeraldas de Kaan brillan con intensidad.

— Cuando vi que te pusiste entre Loki y la espada de Amora sentí un miedo horrible, que jamás había sentido, supongo que eso es amor.

— No debiste hacerlo.

— Lo haré una y mil veces con tal de protegerte.

— ¿Vas a decirme como lograste volver?

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora