La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y III

Capítulo 82: Muñeca de paja.

•> Créditos y agradecimientos a @Selenemagne310 por la hermosa portada que estamos estrenando <•

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6 meses después

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— ¿Hola?

— ¿Qué tal Loki? ¿cómo has estado? — Dice detrás del teléfono. — hace mucho que no sé de ti...

— Hola Antonio... la verdad es que he tenido algunos inconvenientes. — Tomo un trago de mi vaso y lo dejo en una pequeña mesa junto a la lámpara.

— Me enteré de lo de Lucía y lo de tu hijo, de verdad lo siento.

— No lo sientas, ella está viva, aunque mi hijo no sobrevivió. — Me senté sobre un sillón de cuero. — Dime ¿qué es lo que quieres?

— Me enteré por ahí que andas haciendo favores.

— Que ciudad tan chismosa es esta.

— Jajaja vaya... con que es cierto.

— ¿Necesitas un favor?

— Yo no precisamente, pero si alguien que aprecio, ¿puedes venir ahora mismo?

— La verdad estaba a punto de ir a la cama.

— Por favor Loki, es de vida o muerte... — Me quedé callado unos segundos dudando.

— Está bien, envíame tu dirección en una hora estoy allá.

— Gracias Loki. — Cuelgo.

Mis planes de emborracharme hasta caer dormido habían sido frustrados, quien sabe lo que querrá ahora Antonio, quizás en que problema se metió esta vez. Voy hasta el baño y lavo mi cara para despejarme, peino mi cabello hacia atrás acomodando mis rizos. Salgo del baño y me coloco una camisa negra y pantalones del mismo color, con zapatos de cuero italiano y termino colocando un Rolex en mi muñeca derecha. Bajo rápidamente las escaleras, me detengo en la entrada sacando del perchero de madera mi abrigo, quería pasar lo más desapercibido posible y en las noches de diciembre hace muchísimo frío, la gente me ve como un bicho raro si solo ando en camisa, la verdad es que los jotun no sentimos frío, y esta época del año en Midgard es la que más me agrada.

Cuando estoy a punto de salir me detiene una voz femenina muy suave.

— ¿No va a cenar?

— No, no tengo hambre.

— Está bien... vaya con cuidado y abríguese.

— Lo haré... adiós Lizzy

Camino hasta bajar por unas escaleras de mármol que están en la entrada de la mansión, salgo hasta el estacionamiento sacando las llaves de mi Porsche haciendo sonar la alarma, me subo y rápidamente mi vehículo se sumerge en el tráfico de la ciudad. Después de unos minutos llego a mi destino, ante mi hay una mansión de un estilo muy contemporáneo.

Llego hasta la entrada diciéndole mi nombre a los hombres que custodian, ellos me hacen pasar rápidamente, me escoltan hasta la entrada de la casa. Entro en la sala y ahí está Antonio con un vaso de whisky, y un puro en su boca. Cuando me ve su cara se alegra y me recibe calurosamente dándome unas palmadas en la espalda.

— Bienvenido a mi nueva y humilde morada. — Dice extendiendo los brazos, la antigua mansión donde vivía quedó destruida cuando Jack la hizo volar en pedazos, por eso está estrenando ésta y al parecer es más grande y elegante que la anterior. — ¿Qué te parece?