Capitulo III : La deuda

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Era la noche del 09 de marzo de 1997 cuando lo vi por primera vez.

Mis padres y yo viajábamos en aquel coche noventero mudándonos desde Nueva York a Los Ángeles a mi padre lo habían transferido a otro lugar de trabajo con un mejor salario y hasta con una nueva casa.

El asfalto estaba resbaladizo y había una tenue pero persistente llovizna que empañaba el vidrio del coche. En un abrir y cerrar de ojos no vio venir el camión de carga que se aproximaba de frente. El grito de mi madre fue escalofriante, el sonido de los vidrios estallando y como el metal se doblaba jamás lo olvide.

Tenía 3 años cuando ocurrió el accidente. Mientras sucedía recuerdo como una luz verde y muy cálida me protegía del impacto.

A los pocos segundos desperté entre la chatarra retorcida que antes fue nuestro auto, a mi lado mi madre que daba sus últimos alientos de vida.

Todos murieron ese día, mi madre, mi padre, el conductor del camión excepto yo. Fue inexplicable para la policía y testigos ver como una bebé de sólo 3 años escapaba de aquel desastre gateando sin rasguños ni golpes de entre todo ese metal retorcido. Aunque ellos no vieron lo que yo vi.

Al salir del automóvil destruido un hombre de piel pálida, cabello negro y de ojos verdes penetrantes me estaba esperando. Extendió su mano sobre mi tocando mi cabeza y dijo: "Yo Loki Príncipe de Asgard, Dios de las Mentiras te he salvado la vida niña mortal pero a cambio de mi gloriosa y divina ayuda quedas en deuda con el Dios del Engaño. Deuda que será cobrada cuando cumplas los 25 años midgardianos y seas una mujer. No importa la edad que tengas ahora todo esto se grabará en tu memoria y lo recordarás hasta el final de tus días".

 —Al fin despiertas. Veo que aún sueñas con el accidente.—Me habla Loki sentado desde el sillón rojo burdeo aterciopelado que está a un costado de mi habitación frente a mi cama mientras hojea uno de mis libros de Economía. La luz de la Luna se reflejaba en su piel blanca y el brillo misterioso de sus ojos combinaba perfecto con la penumbra de mi cuarto.

—Sí y es por culpa de tu puta maldición de jamás olvidar hasta que me muera. No debería recordar nada sólo era una bebé.

—No fue una maldición es un encantamiento.

—Recordarlo siempre es una maldición para mí.

Se produce una pausa fría entre los dos mientras vuelvo a acurrucarme para dormir dándole la espalda al sillón donde se encuentra sentado.

—¿Recuerdas cuándo tenías 6 años jugabas con tus tazas de juguete y me hacías probar tú té imaginario?

—Mi abuela pensaba que era mi imaginación porque siempre me veía hablando con alguien donde no había nada pero no eras imaginario eras real y siempre le hablé de ti aunque ella jamás te vio.

—Mejor así. También recuerdo aquella vez cuando fui a verte a ese lugar donde educan a los niños mortales y tenías golpes en tu cara.

—Me hacían bullying por ser huérfana. Me aconsejaste que fuera a apuñalar a quien me lo había hecho y así lo hice fue con un lápiz, se lo ensarté en el brazo derecho y me expulsaron.

—Y como olvidar cuando tenías 15 años fuiste a tu primera fiesta y te sorprendí fumando hierba.

—¿Porqué estas recordando todo esto a las 3:00 de la madrugada? Quiero dormir —le levanto la voz aventándole una almohada. Cae sobre él y no lo atraviesa no era una de sus ilusiones.

—Estabas tan drogada y ebria que te regañe , me gritaste que no era tu padre. Que jamás me verías como uno ni siquiera como un hermano porque me encontrabas demasiado atractivo.

—Bueno ya que estamos recordando eventos del pasado recordemos cuando cumplí 18 años y no estuviste porque estabas tratando de conquistar la Tierra.

—No hubiese sido tan malo ¿No crees? —me pregunta mientras sonríe.

Loki siempre estuvo a mi lado desde el día del accidente. Cada cierto tiempo desaparecía pero siempre volvía a verme. Crecí bajo las no tan buenas enseñanzas del Dios del Engaño aunque mi abuela fue quien me crió del todo.

—Como sea tengo sueño.

—¿De verdad tienes sueño o es una excusa para que me vaya de tu cuarto y así poder masturbarte?

—A veces creo que eres el Dios de las bromas. —Le respondo ruborizada aunque no puede verme ya que estoy cubierta por la ropa de mi cama.

—Queda un mes para tu cumpleaños número 25.

El aire se vuelve cortante al oír esas palabra, de inmediato se me espanta el sueño y me senté en el borde de la cama pisando el suelo frío con mis pies descalzos y al fin le hice la pregunte que siempre temí hacer.

—¿Qué es lo que tengo que hacer para saldar esa deuda que tengo contigo?

— Si creo que ya es hora de que lo sepas. —Lo dice cerrando el libro que tenía entre sus manos dejándolo en mi mesita de noche y viéndome fijamente con sus ojos hipnóticos.

—Tienes que venir conmigo a mi reino vivirás ahí y te olvidaras de tu vida como mortal porque ahora sólo obedecerás a tu rey o sea a mí.

—Tú y tus bromas —me hecho a reír.

—No te faltará nada lo prometo solo tendrás que pedirme lo que necesites y lo tendrás.

—No entiendes Loki , no puedo.

—¿No puedes o no quieres? Estoy seguro que es por él.

Sí, era por él.


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La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora