Capítulo 121: La manzana de la discordia

526 76 138
                                    

~εïз~ 

1 mes después

Los días y las semanas se evaporan rápidamente, y después del último desencuentro que tuvimos la poca relación que teníamos se ha detenido. Hay veces que así me siento, detenida en el tiempo, pensando en como sería mi vida si nada de lo que sucedió hubiese ocurrido.

¿Cómo sería mi vida si Amora no me hubiese atravesado con su espada?

A veces quisiera retroceder, tener la oportunidad de recomponer lo que se ha roto, pero sobre todo... tener la oportunidad de estar con mi hijo o hija.

— Ese arreglo floral está bonito, pero llevas viéndolo como media hora.

— Jake, disculpa tengo la cabeza en otro lado... ¿qué decías?

— Que pasaré a recogerte hoy a las ocho.

— Está bien.

Todos van y vienen dentro del adornado vestíbulo del hotel, llevando arreglos florales de tonos pasteles, mesas y sillas, y una que otra decoración, esta noche la compañía dará una fiesta a sus trabajadores, todos asistirán y habrá otros invitados por supuesto, accionistas y posible nuevos socios. Y aunque se trata de una fiesta de negocios, los empleados son los más felices ya que habrá bar abierto, y muchos platillos para disfrutar.

— Buenos días. — Dice Loki apareciendo de la nada y desestabilizando mi paz.

— Hola viejo... ¿Y Verity como está?

— Sigue en cama, no podrá asistir esta noche.

— Que lastima, ¿pero está bien?

— Sí, solo es una gripe. — Ambos no miramos de reojo, yo intento mirar hacia otro lado.

Alguien llama a Jacob.

— Vengo enseguida. — Dice desplazándose por el piso alfombrado.

— Gardenias...— Me dice observando el arreglo floral frente a nosotros. — tú las escogiste.

— Sí.

— Las gardenias son hermosas. — Dice mirándome fijamente, nos quedamos estáticos unos segundos. — Te quedó muy bonita la decoración.

— Gracias.

Se retira.

Sí, eso fue todo.

La verdad es que este ultimo mes no ha habido mucha comunicación entre Loki y yo, son más miradas que palabras. Si tenemos que cruzar algún tipo de dialogo es meramente de trabajo, aunque hay días que ni siquiera existe eso, y de cierto modo prefiero esta distancia, así no hay cabida para la confusión ni las discusiones.

Después de trabajar medio día ayudando a organizar el evento de esta noche, me fui al pent-house a descansar y prepararme para la noche.

Suena mi móvil sobre la mesa.

— Hola Liam.

— Hola amor, ¿cómo va todo?

— Bien descansando un momento para luego prepararme para ir a la fiesta de la compañía... y tú ¿en qué estás?

— Tengo una comida esta noche con varios productores.

— ¿Cuándo regresas?

— Todavía no lo sé amor, de hecho, de eso quería hablarte... hoy en esa cena tienen una propuesta de trabajo para mí, posiblemente para quedarme tres meses más.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora