La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y III

Capítulo 71: El ritual

˗ˏˋEste es el primer capítulo de la tercera parte. Disfruten. ˎˊ˗

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Mi cara está empapada en llanto, tengo los ojos abiertos más siento que no puedo ver, su piel está tan fría como el hielo. Todos hablan a mi alrededor, pero no puedo oír sus voces, su cuerpo se está poniendo rígido como un árbol que acaba de ser derribado. Tengo la sensación de que yo también he muerto, soy un fantasma en penumbras intentando volver a ver la luz, pero no hay salida. Solo hay muerte, y un infinito dolor que perfora mi pecho, que me ha dejado inmóvil, y sin fuerzas.

¿Dios de qué dijiste que eras?

Escuché esa pregunta en un susurro.

Prometí protegerla y fallé.

Hice una promesa y no pude cumplirla.

¿Dios de qué dijiste que eras?

Ella no puede morir, no ella.

— ­­Hermano... — Distingo una voz. — Ya déjala... — Levanto la cabeza y veo a Thor. Sus ojos están enrojecidos de tanto llorar.

— ¿Qué? — Dije sin entender.

— Ya déjala... llevas una hora aferrándote a su cuerpo, Lucía ya se fue.

Al escuchar eso volví a caer de golpe en esta horrenda realidad... de la que había escapado.

— No... ella no se ha ido...ella no puede morir.

— Loki...

— Necesito ver a mis hijos ¿dónde están? — Digo abrazando su cadáver, dejo un beso en su frente sin importarme que ambos estamos cubiertos de sangre.

Veo a mi alrededor que todos me observan con temor y espanto en sus ojos.

— ¿No me escucharon? ¡¿Dónde están mis hijos?! — La desesperación me hace su presa, mis ojos se hacen cómplice de mi dolor volviendo mi vista borrosa producto de las lágrimas. —Ella está respirando.

— ¡Loki ya despierta! — Vuelve a exigirme Thor. — Está muerta.

— No es posible.

— Loki... hay que llevar sus restos a la Tierra, sus amigos tienen derecho a despedirse de ella.

— Los cadáveres de los mortales se pudren con facilidad, no voy a dejar que eso le suceda a Lucía.

— ¡Lucía ya no está ahí! ¡Sólo es su cuerpo!

— ¡No es cierto! ¡Ella está con vida! ¡Estamos juntos y tenemos una familia!

Thor me separa de ella, mientras Sigyn y las demás hechiceras se quedan con su cuerpo, seguramente para limpiarlo y así poder devolverlo a la Tierra.

— ¡No la toquen! — Thor me sujeta de ambos brazos con toda su fuerza, me saca de ahí arrastrándome, me empuja dentro de una habitación la que resultó ser la biblioteca del Palacio. — ¡Ya para de comportarte como un niño! — Vuelve a empujarme golpeándome en el pecho tan fuerte que me estrella justo en medio de un mueble repleto de libros. — ¡¿Crees que sólo a ti te duele la muerte de Lucy?! ¡Ella era mi amiga! ¡Era como una hermana para mí! — Dice mientras seca sus lágrimas con el dorso de su mano. — No merecía un final así...

— Este no es el final... — Dije poniéndome de pie y sacudiéndome el polvo de mi ropa. Comienzo a revisar los libros que hay en los enormes muebles.

— ¡¿Pero qué demonios?! — Dice Thor arrugando el entrecejo. — Hay que llevar a Lucy a la Tierra para que descanse, ve a ponerte algo decente, tienes que asearte aun estas cubierto de sangre.