Capítulo 112: Donde hubo fuego

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∙ ~εïз~ ∙ 

Me lavé de nuevo el rostro, volví a colocarme las lentillas en cada ojo para que oculten el escarlata.

Salí del baño, caminé por el pasillo principal hasta mi oficina. Me encontré a una persona recogiendo las cosas rotas y echándolas a una bolsa, supuse que era del aseo. Cuando terminó le di las gracias.

Ni siquiera sabía cómo iba a trabajar, el escritorio de vidrio quedó totalmente inservible. Tomé la laptop y me senté en el pequeño sillón, rogué al cielo que esta prendiera para poder rescatar lo que había avanzado en el informe. Afortunadamente si encendió, aunque la mitad de la pantalla tenía unas rayas y parpadeaba como si estuviese anunciando sus últimos momentos de agonía. Guardé lo que había avanzado en el informe y lo envié a mi correo, en eso escucho que llaman a la puerta.

— Adelante.

— Hola... ¿estas bien?

— Estoy bien. — Exhalé profundo.

— No puedes trabajar en estas condiciones... ven vamos a mi oficina.

— No te preocupes, de algún modo me las arreglaré.

— No aceptaré un no... anda vamos.

Ante la insistencia de Jacob no pude negarme, tomé mi bolsa y caminé junto a él hasta su oficina. Abrió la puerta para mí como un caballero, me recibió nuevamente ese elegante escritorio.

Él se acercó al frigobar que está en una esquina.

— ¿Quieres beber algo?

— No gracias. — Él saca una botella de agua tónica y se sienta en su silla de cuero.

— De verdad, lamento lo que pasó... sea cual sea el motivo, Loki no debió reaccionar así. Te pido disculpas en su nombre. — Asentí con la cabeza. — Y de verdad, yo no voy a sermonearte ni nada, conmigo puedes relajarte... es más, puedes verme como un compañero más de trabajo. — Levanté la mirada para encontrarme con sus ojos.

Me pregunto si de verdad puedo confiar en él, después de todo fue adoptado por Loki.

— ¿Por qué eres tan amable conmigo? — Esboza una sonrisa ante mi pregunta.

— Es lo menos que puedo hacer después del susto que te dio el viejo... y no te preocupes mañana todo estará como nuevo en tu oficina ya me encargué de eso.

— Mañana... — Dije con un tono decepcionante.

— ¿O quieres renunciar?

— Quizás no sea necesario que yo renuncie, quizás el mismo señor Loki me despida.

— Puedo hablar con él si quieres... pero necesito saber qué fue lo que pasó.

— Es una historia un poco larga.

— Tengo tiempo.

— Yo y Lo... — El teléfono de su escritorio me interrumpe.

— ¿Sí? — Jacob contesta. — Sí, está aquí conmigo. — De inmediato supe quién está del otro lado. — Su oficina está destrozada... ¿Qué querías que hiciera? Sé lo diré. — Cuelga.

— Loki quiere que vayas a su oficina, ya está más calmado.

— Iré. — Me levanté de la silla.

— Estaré aquí por si me necesitas.

Mientras caminaba a la oficina del maniático loco me mentalizaba a mí misma que sus provocaciones no me lastimarían, si pierdo el control podría ser desastroso.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora