Capítulo 80: Recordando espinas

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✧*。  Hora de hacer manualidades.  ✧*。

•°❀°•

Contener las ganas de hacerla mía es la sensación más incomoda que puede existir, deseo tanto tocar su piel, sentir su calor, escuchar mi nombre entre sus gemidos, la amo y cada día que pasa esta tortura por tenerla entre mis brazos se acrecienta. Regreso a su habitación, decido abrir la puerta, ella me ve asustada de pie frente al tocador. Cierro la puerta despacio, me acerco a ella mientras admiro su belleza, esa piel suave que me está haciendo una invitación a tocarla.

— Te necesito... necesito sentirte...

Me acerco a ella dejando caer mis labios sobre los de ella, mientras me maldigo a mi mismo por lo que estoy haciendo, pero no puedo más. Me separo, para ver sus ojos marrones, para saber si existe una pizca de duda en su mirada, pero al contrario, siento que me ve decidida a terminar esto que empezamos. Sostengo su cara sujetándola del mentón volviendo a probar esa dulce boca, mientras acerco su cuerpo al mío tomándola de su cadera.

— ¿Estás segura de hacer esto? — Susurro en sus labios.

Asiente con la cabeza, toma mi mano guiándome hasta su cama, me quedo estático observando como se quita la camiseta de seda bajando los tirantes de sus hombros y dejándola caer al piso. Me aproximo hasta su figura, ella me recibe besándome muy suave desabrochando mi camisa, cuando la quita por completo palpa mi pecho y baja con sus palmas hasta mi abdomen, se encuentra con mi pantalón el que desabrocha desesperada, introduce su mano palpando mi erección, muerdo mi labio excitado al imaginarme estar nuevamente dentro de ella. Abrazo su pequeño cuerpo dejándola caer en sobre la cama, dejo unos besos por su cuello, mientras me froto contra ella, ella gime al sentir mi virilidad queriendo adentrarse en sus piernas. Me deshago de la ropa que me estorba, separo sus piernas y dejo besos en sus muslos mientras bajo esa diminuta prenda que se interpone entre nosotros, toco su intimidad húmeda con mis dedos y dejo delicados besos en su centro, mi chica mortal gime placenteramente, escuchar esa sinfonía me enciende al punto de estar tan duro con una roca. Me posiciono entre sus piernas y me hundo despacio, lento queriendo extender esa sensación lo más posible, entro y salgo de mi amada repetidas veces, besando cada parte de su perfecto cuerpo.

Me olvidé por completo de mis temores, del pasado, y de toda la mierda que nos ha separado, mientras disfruto del calor de sus besos, de su cuerpo y de su sexo, siento que todo ha valido la pena, todo el sufrimiento y por sobre todo mi sacrificio. Cada minuto que pasa es mi contra, cuando venza el plazo tendré que convertirme en el rey del Helheim y separarme de ella para siempre. Pero al sentir la calidez de su piel, escuchar esos sonidos placenteros todo queda atrás y nuestro entorno desaparece. Acabamos juntos mientras ella me rasguña la espalda, jadeamos combinando nuestras exhalaciones, ella me sonríe con satisfacción en su rostro, dejo un ultimo beso en sus labios y me recuesto a su lado, Lucy aprovecha de abrazarme y de colocar su cabeza en mi pecho.

— Eso estuvo increíble. — Ríe bajito. — Mientras lo hacíamos tuve un recuerdo...

— ¿Cuál?

— No sé si es un recuerdo o una fantasía que surgió en la mente debido a la excitante situación. — Se separa de mi para ver mi cara. — Nos vi a ambos en este mismo contexto, pero yo tenía un collar en mi cuello, tenía una correa de cuero enganchada la que tu jalabas a tu antojo.

— Sí es un recuerdo...

— ¿En serio? ¿A ti y a mi nos gustaba ese tipo de juegos?

— Podría decirse que sí...— Tomo su mano. — sé que puede ser desconcertante y hasta terrorífico recordar ese tipo de cosas, pero es mejor que lo sepas. Nuestra relación no comenzó de una forma normal, nosotros teníamos un acuerdo... — Me detengo para encontrar las palabras adecuadas, no quiero asustarla. — De dominante y sumisa.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora