Capítulo 158: El ataque mortal de Amora

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Bebo una copa de espumante mientras Sigyn conversa con algunos invitados. La verdad es que solo deseo que todo esto termine pronto.

De luna de miel nos iremos al reino a pasar unos días, Sigyn lo extraña. También lo conversamos y ella quiere que nuestro hijo nazca allí, por ningún motivo quiere que el bebé nazca en la Tierra.

— Señor... — Me dice el moreno parándose a mi lado con seriedad.

— Si es sobre trabajo ahora no Rick.

— Es sobre la señorita Lucía... ella apareció.

Me enseña su móvil, donde hay un vídeo. Ella tiene una vestimenta extraña muy parecida a la del hechicero ese, está en una cafetería acompañada de ese demonio ridículo.

— Lo grabó una persona que también estaba allí, es una cafetería que está a unas cuantas calles de donde usted se casó.

Eso quiere decir que ella estaba enterada de la boda, y aun así no llegó a impedirla.

Dejó que me casara... y eso quiere decir que no le importo.

— Está bien Rick, gracias por avisarme... tómate el resto de la noche. — Golpee su hombro.

— Pero señor...

He tenido todo este tiempo a Rick detrás de Lucy, investigando su paradero así que mi actitud debe haberlo incordiado mucho.

Pero ¿qué caso tiene?

Es lógico que ella no quiere saber nada de mí.

— Mi amor... — Esa frase suena diferente en la boca de Sigyn. — Creo que ya es hora de irnos.

— Está bien, me despediré de Jake.

Creo que llamé al muchacho con el pensamiento él vino hasta mi encuentro.

— ¿Qué se siente ser un hombre casado?

— Siento que colgaron una soga a mi cuello.

— Pues es una descripción muy acertada del matrimonio... ¿viste el video? Ella apareció.

— Lo vi y ya no importa... te quedas a la cabeza de la compañía, no la quemes por favor.

— Me divertiré usando tu oficina.

— Y otra cosa... nada de prostitutas en la empresa.

— Si viejo... ¿si sabes que ya no soy un adolescente?

— Sí lo sé... a veces me cuesta creer que eres todo un hombre. — Lo agarro de los hombros.

— Ya no te pongas sentimental.

— ¿Abrazo de padre e hijo? — Dice Verity detrás de mí.

— Ver... el muchacho se queda a cargo de la compañía, pero tú serás su brazo derecho.

— Ya lo sé, seré la conciencia de Jake.

— Bien yo los dejo a solas para que se despidan. — Nos dice el muchacho.

Sostengo las manos de Verity.

— Me alegra que hayas aceptado quedarte.

— Después de que me ofreciste triplicar mi sueldo no podía negarme.

— Te voy a extrañar... y con respecto a...

— Entre nosotros no ha sucedido nada.

— Está bien.

— Cuídate.

— Tu igual. — Besé su mano.

Por último, me despedí de Lizzy quien también estaba en la fiesta, le encomendé que cuide a Thunder en mi ausencia y sé que lo hará.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora