Capítulo 81: Cenizas y sueños rotos

944 97 68
                                    

Traigan pañuelos para leer este capítulo.

⊱◈◈◈⊰

Ver a Lucía de rodillas llorando con el ánfora de nuestro hijo volvió a partirme en dos, por más que repetía su nombre ella no reaccionaba, gritaba y negaba tomándose la cabeza con desesperación. Sus gritos hicieron que Sigyn y Thor entraran en mi habitación a toda prisa, ella cae desmayada sobre el piso. Rápidamente la cargo en mis brazos llevándola hasta su cuarto, la recosté en la cama y posé mi mano sobre su cabeza, con mi magia la adormecí por varias horas.

— ¡¿Qué fue lo que pasó?! — Me reclama Thor.

— Lo que tenía que pasar, le mostré los restos de nuestro hijo y su memoria regresó.

— ¡¿Pero qué te pasa?! ¡¿porque hiciste eso?! — Thor me empuja logrando estrellarme contra un mueble.

— ¡Lo hice para que recupere su memoria! — Me levanto hacia Thor.

— ¡Ya paren los dos! — Sigyn se interpone. — ¡No es momento para pelear!

Se crea un silencio tenso en la habitación, vuelvo con Lucy a tomar su mano, seco su rostro empapado de lágrimas y dejo un beso en su frente. Thor me observa molesto, sale de la habitación pegando un portazo.

La tarde está cayendo, Lucía sigue en un profundo sueño, regreso a mi cuarto recojo el ánfora del suelo volviendo a dejarla sobre el mueble. Salgo hasta el salón principal Thor ve a través de las ventanas hacia el jardín.

— Thor... todo lo que he hecho es por ella... quiero que vuelva a la Tierra contigo, con sus amigos.

— No te entiendo Loki, ¿en serio quieres separarte de ella?

— Por supuesto que no, pero sé que ella va a querer regresar a la Tierra. — Exhalé. — solo quiero que ella sea feliz, aunque yo no sea parte de esa felicidad. Además, no tengo mucho tiempo...

— ¿De qué hablas? — Dice Thor sin verme a la cara.

— Me quedan 9 años... ese fue el trato que hice con Hela para que regresara el alma fallecida a su cuerpo. —Thor arruga el entrecejo con preocupación. —Lo que escuchaste, solo tendrás que soportarme por 9 años más. — Digo intentando no darle importancia. — Cuando se cumpla ese plazo tendré que gobernar el Helheim.

— ¿Por qué aceptaste ese trato hermano? — Thor me sujeta de los brazos.

— Porque no tenía más opciones, mientras Lucy sea feliz el sacrificio valdrá la pena. — Thor me ve con pena. — No me veas así...

— Aunque no lo creas extrañaré tus bromas sarcásticas. — Dice dándome una palmada en la espalda que casi me bota, sus ojos se enrojecen. — Tú y Lucy deberían aprovechar el tiempo y darme un sobrino.

— No, mi tiempo con Lucy ya se terminó, solo que antes de ir a hacerme cargo del Hel quiero ver a Amora muerta y para eso necesitaré de tu ayuda, no descansaré hasta ver a esa malnacida agonizando.

— Cuenta con eso hermano.

— Mañana cuando Lucía despierte necesito que regresen a la Tierra...— La tristeza me hace su presa. — Por favor cuídala por mí.

La noche cae rápidamente, aunque hay un silencio sepulcral en el Palacio no puedo dormir. Regreso hasta su cuarto, me siento en la cama y sostengo su mano. Se ve tan tranquila y en paz durmiendo, pero sé que el caos que hay en su mente permanece allí.

— Sé que el dolor de perder a tú hijo es el que está estrujando tu corazón, hubiese dado todo por tener a nuestro bebé aquí con nosotros, pero la vida se ha ensañado interponiéndose en nuestra felicidad una y otra vez. Si sacrifique mi libertad por regresarte a la vida es para que dé una vez por todas seas feliz. Es otra oportunidad para que puedas construir un futuro, aunque no sea a mi lado. Me confortará la idea de saber que por alguna de las calles de Nueva York tú sigues caminando, respirando y haciendo tú vida. Sé que al inicio será difícil, pero estoy seguro de que saldrás adelante como siempre lo has hecho, porque no conozco a nadie más fuerte que tú y en cierta forma, fue eso lo que me enamoró de ti. Ese fuego que existe dentro de tu corazón es el que te ayudará a sacar fuerzas, y te aseguro que no importa cuantos años pasen, siempre voy a recordarte, porque te has quedado gravada en mi mente y mi alma para la eternidad... — Terminé de decir con un nudo amargo en mi garganta.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora