Capítulo 111: Primer día

554 70 168
                                    

∙ʚ♡ɞ∙ 

— Buenos días hermosa.

— Buenos días.

— Suerte en tu primer día de trabajo.

— Gracias, la voy a necesitar.

— ¿Estas bien?

— Estoy bien, solo un poco nerviosa.

— Confía más en ti mi amor, lo harás excelente... yo confío en ti. — Mierda, si supiera que mi jefe es nada menos que mi ex.

— Te extraño mucho. — Eso si es cierto.

— Yo a ti, estas dos semanas pasaran volando.

— Espero que así sea.

— Bueno te dejo, te llamaré más tarde, besos.

— Igual para ti, bye.

Detuve mi andar frente al imponente edificio, inhalé profundo antes de entrar para darme fuerzas y valor.

Pueden pensar que soy dramática, pero literalmente me siento a punto de entrar en un campo de batalla donde tengo muy pocas probabilidades de sobrevivir. Además, para nadie es agradable tener que trabajar con tu ex, y peor aún si es tu jefe.

Ay, Dios... ¿por qué me sucede esto a mí?

No Lucía, cálmate.

No es momento para echarse a morir, entra con la frente en alto y demuéstrale a Loki que no te intimida y que toda nuestra historia es cosa del pasado, está muerto y sepultado.

— Sé que puedes, sé que puedes... — Murmuro dándome ánimos y recordé las palabras de Susy. — Soy una perra exitosa, soy una perra exitosa.

— ¿Vas a entrar o vas a quedarte allí? — Doy un pequeño brinco al escuchar su voz a mi lado. — Disculpa si te asusté, no fue mi intención distraerte.

— Hola, si me asustaste. — Es el chico que conocí el otro día en el ascensor, exhalé profundo.

— ¿Te sientes bien?

— Si todo bien.

— Puedo preguntarte ¿qué hacías? ¿Es ley de atracción? ¿O algún rito de buenas energías?

— Nada que te incumba. — Le respondí impulsivamente.

— Okey disculpa.

— No, no... — Volví a suspirar. — Discúlpame tú a mí es que estoy nerviosa.

— No te disculpes, me lo merezco por intruso. — Me sonríe, trae una camisa blanca y los primeros botones están desabrochados, de nuevo trae su saco oscuro sobre su hombro.

— Me tengo que ir, no quiero llegar tarde en mi primer día.

— Entonces si quedaste en el puesto de asistente.

— Sí.

— Felicidades.

— Gracias, nos vemos.

Entro en el edificio caminando hacia el ascensor, el chico se quedó en el vestíbulo.

Mientras subía piso por piso, mi nerviosismo aumenta, pero no dejaré que mis inseguridades me jueguen chueco. El ascensor me dejó justo en el piso de gerencia, bajé y fui directo a hablar con la recepcionista.

— Buenos días, soy la nueva asistente de señor Odinson.

— Buenos días, el señor la está esperando en su oficina adelante. — Mierda, mierda, mierda.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora