Capítulo 123: Acaba para mí

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 Darlin', darlin', darlin' I fall to pieces when I'm with you, I fall to pieces...

My cherries and wine, rosemary and thyme and all of my peaches (are ruined)... My cherries and wine, rosemary and thymeAnd all of my peaches (are ruined)... ¤~

'Cause I love you so much, I fall to pieces.

Cherry - La del Rey

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Ya son las 6 de la tarde por fin es la hora de salida, apagué mi laptop, y cogí mi bolso del perchero, cerré con llave la puerta de mi oficina.

Pasé por la recepción camino al ascensor, aproveché y me despedí de Rosmary quien también se listaba para irse. Apreté el botón para bajar hasta el primer piso, el ascensor abrió sus puertas de par en par, pero antes de que cerrara sus puertas Loki detuvo el cierre logrando abordad el elevador.

— ¿No podía esperar el siguiente?

— No, tengo prisa.

— Por tu cita.

— Sí. — Se produce un silencio incomodo.

— ¿Esto no puede ir más rápido? — Dije producto de los nervios, quería alejarme de él.

— Veo que también tienes prisa.

— La tengo.

Dile que también tienes una cita.

— Tengo una cita.

— ¿Y quién es ese pobre desafortunado?

— ¿Disculpa?

— No me respondas con otra pregunta... ¿quién es?

— No tengo porque decirte nada.

— Si es Jacob, te juro que...

— Es él, Jake y yo iremos a cenar.

— Estas colmando mi paciencia Lucía, te dije que de todos él no.

— ¿Y porque no? Jake es un muchacho encantador, guapo, inteligente y muy caballero.

— Ahora resulta que lo encuentras atractivo... y hace unas horas atrás me dijiste que no estabas interesada en él.

— Cambie de opinión, igual que tu con respecto a Charlotte, en la fiesta me dijiste que ella no te gustaba, pero ahora iras a acostarte con ella... ¡¿Por qué esto va tan lento?! — Dije observando el tablero del ascensor.

— ¡Es diferente! ¡ella no es nada tuyo, en cambio Jacob es como mi hijo!

— Bueno... si ya me cogí al padre... puedo cogerme al hijo también. — Le dije con una sonrisa malvada.

Tú si tienes ovarios.

La mirada de Loki se infesta de odio, me sujeta de ambos brazos y me estrella contra la pared metálica del ascensor.

— ¡Repítelo!

— Alguien está muriendo de celos...

— Eres una prostituta.

— Si muy puta, pero no tuya.

La luz blanquecina sobre nuestras cabezas comienza a parpadear, el elevador rechina y comienza a detenerse.

La Obsesión del Dios del Engaño - Parte I, II y IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora