Siempre que crees que has madurado, la vida te demuestra que estás muy lejos de haberlo hecho.
Al final, somos seres humanos que constantemente creemos que maduramos y que somos mejores que años anteriores, cuando la realidad es que simplemente aprendemos a fingir mejor.
Llevo tanto tiempo fingiendo que siento que ya forma parte de mí, como si fuese la cualidad que más he entrenado.
Fingir que olvidé a Héctor.
Fingir que lo odiaba.
Fingir que no me había vuelto a enamorar de él.
Fingir que no me afectó volver a verle.
Fingir que me alegra que salga con alguien.
Fingir que soy fuerte.
Fingir.
Ojalá algún día de tanto interpretar un papel, me convenza de que todas las mentiras que me digo a diario son verdades.
Me siento en la arena junto a ellos y dejo mi copa sobre la arena. Mantengo las distancias para mantenerme todo lo fuerte que quiero aparentar ser, aunque por dentro sienta que cada día me rompo un poco más.
—¿Qué haces aquí, enana? —me sonríe Luis.
—Mario y Bea se han retado a un duelo de baile mientras Nerea canta e Isa los mira a todos como si en cualquier momento fuese a abrir un agujero bajo el local para acabar con ellos. Necesitaba un respiro.
—Esa chica tiene malas pulgas.
—Lo que le hace falta es un bueno polvo, y con urgencia.
Luis y yo miramos a Héctor con el ceño fruncido y este levanta las manos en símbolo de rendición.
—Vale, joder. No se puede decir nada.
—Es que tienes el tacto de una silla.
—No le digas eso a la pobre silla —ríe Luis.
Ambos soltamos una carcajada y Héctor suspira ante nuestro comportamiento.
—Me alegra que vuestras risas sea a mi costa. Me encanta ser el payaso del grupo.
—La verdad es que te lo curras —bromeo.
—Déjalo, últimamente está sensible.
—Serás...
Héctor se abalanza sobre Luis y ambos comienzan una guerra absurda como si fuesen niños pequeños. Luis consigue ponerse arriba y sujeta a Héctor a la vez que este hace un movimiento brusco de piernas que lo desestabiliza y consigue volver a retomar el control.
—¿Qué está pasando aquí?
La voz de Bea se escucha a mis espaldas. Se sienta a mi lado observando la épica batalla que se desarrolla ante nuestros ojos.
—Nunca imaginé ver a dos tíos peleando en falda corta —reprimo la risa.
—Ves poco porno —se ríe y apoya su cabeza contra mi hombro.
Cuando parece que Héctor va a ganar, Luis lo desestabiliza y todo pasa demasiado rápido. Caen contra nosotras haciendo que nos unamos a la batalla al grito de "idiotas".
Todo acaba cuando terminamos los cuatro tumbados sobre la arena en un ataque de risa conjunto que es liberador. Nuestras cabezas están unidas y miramos al cielo que hoy está repleto de estrellas.
—Echaba de menos esto —reconozco.
Se hace un pequeño silencio hasta que Bea decide romperlo.
—Se ha complicado todo demasiado este año —sonríe triste.
—A veces todo es tan simple como una guerra de arena —sonrío al escuchar a Luis.
—Sí... A veces podríamos dejar de ser unos capullos y hacer esto —la voz de Héctor cargada de emoción me encoge el corazón.
—¿Pelearnos de forma épica? —le pregunta Luis.
—Ser nosotros mismos. Disfrutar de lo jodidamente increíbles que somos juntos.
Nos quedamos en silencio sopesando las palabras de Héctor.
Hace demasiado que no estábamos juntos los cuatro. Demasiadas rupturas y sentimientos de por medio. ¿Por qué no puede ser todo tan sencillo como esto? Quiero cosas sencillas. Quiero ser feliz. Esto me hace feliz.
Bea se da la vuelta con los codos apoyados en la arena y mira a Héctor con una sonrisa.
—Me gusta el nuevo Héctor —da un toque en su nariz.
—Tú sigues siendo insoportable, pelirroja —le guiña el ojo.
—Tranquila, cuando siente vergüenza no puede evitar meterse con la persona —lo molesta Luis.
—Vaya, ni rompiendo me libro de un sermón vuestro.
Nos miramos todos y volvemos a estallar en una carcajada.
—Luis y yo siempre haremos team contra ti —le guiña el ojo Bea a Luis.
—Ex en el día a día, team contra Héctor por las noches.
Le ofrece su puño y ambos chocan. Parecen realmente amigos. ¿Podrá ser posible conseguirlo? ¿Héctor y yo podremos soportarlo?
—Prometedme una cosa —digo de repente.
Me siento con las piernas cruzadas y el resto del grupo hace lo mismo mientras me miran esperando respuestas.
—Prometedme que el año que viene, pase lo que pase, estaremos en esta playa para hacer una nueva guerra de arena. Da igual que creamos odiarnos, que rehagamos nuestras vidas o que caiga un puñetero temporal. Prometedme que pese a todo, estaremos aquí.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos. Héctor desliza uno de sus dedos contra mi mejilla húmeda y limpia una lágrima que se deslizaba a través de ella. Lo miro con toda la emoción que no soy capaz de contener y dejo que más lágrimas broten aliviando el nudo de mi pecho.
—Pase lo que pase, aquí estaré —me susurra.
De pronto, Luis nos coge entre sus brazos y nos abraza a todos contra su pecho. Nuestras frentes quedan unidas y noto como Bea se limpia otra lágrima debido a la emoción. Ambas nos sonreímos.
—El año que viene no prometo llevar falda —ríe Luis.
—Que pena, te favorecen mucho —se burla Héctor.
Una vez más nos fundimos en un abrazo que hace que una parte de mí se libere y respire de nuevo.
—¿Pase lo que pase? —vuelvo a repetir.
—Pase lo que pase —responden al unísono.
La frente mía y de Héctor quedan enfrentadas y nuestras sonrisas se acompasan. Nos apoyamos en el otro aprovechando el abrazo grupal.
Pase lo que pase.
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Ex, vecinos y el Hilo Rojo del Destino (2)
Romance2ª parte de "Ex, vecinos y otros desastres naturales". ¿Son jodidas las rupturas? Sí. ¿Es jodido volver a enamorarte? Sí. ¿Pero sabéis qué es lo más jodido? Que el maldito destino no pare de reencontrarte con la persona que te rompió el corazón y q...