72. A efectos prácticos es lo mismo

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—¿Estás bien? —pregunto en voz baja para que Héctor no nos escuche.
—Estupendamente. Conozco a mis suegros compitiendo con tu ex en la misma mesa —sonríe incómodo.
—No es una...
—Abril, sí lo es, o al menos, así se lo toma. Es evidente, como de costumbre —mete la mano en sus bolsillos.
Sujeto sus manos con delicadeza y acaricio el dorso de su mano para que intente relajarse, aunque comprendo perfectamente que esté así. A mi me pasa esto y hubiese montado una escena digna de Hollywood.
—Les vas a encantar —le sonrío.
—¿Sí? Según Héctor es como su segundo hijo.
—Bueno... Eso lo convierte en mi "hermano" y a mí no me va el incesto.
Vale, en mi mente sonaba demasiado genial.
Carlos me mira con el ceño fruncido hasta que una pequeña risa escapa de sus labios, afirmando que ha sido una frase muy repugnante.
Me acerco para besarlo cuando un grito hace que ponga los ojos en blanco.
—¡Abril! ¡Recuerda enseñarle la casa a tu invitado! ¡Sabes que a tu madre no le gusta que seas maleducada!
Afino los labios y cierro el puño con todas mis fuerzas.
—Lo voy a matar —mascullo.
—Déjame ser tu cómplice —me sonríe Carlos.
Por fin parece relajarse un poco y lo beso brevemente antes de cogerle de la mano y enseñarle la casa.
La habitación de invitados ya la vio (prácticamente porque lo encerré ahí para sacar a Héctor), por lo que le enseño mi habitación, de la que se queda sorprendido porque es muy rosa y morada, el cuarto de baño decorado en tonos azules pasteles, la cocina clásica con muebles de madera y por último vamos al salón, decorados en tonos beiges, donde nos encontramos a Héctor mirándonos con una sonrisa de burla.
—Y este es el salón, pero tranquilo, la cosa del sofá no es parte de la decoración. Es provisional —le sonrío con desdén.
No sé por qué hemos vuelto a esta dinámica, pero si el piensa comportarse como un crío, yo no pienso quedarme atrás. Creía que habíamos madurado lo suficiente para poder afrontar cosas como esta, pero parece que sigue arrastrándome a comportarme como una cría de cinco años, y sí, pienso echarle toda la culpa, aunque suene injusto.
—Vaya, aunque tampoco me extraña que me trates como a un objeto, ya que cuando estábamos juntos en la cocina...
—Espero que no se te ocurra hablar cómo te lo montabas con mi novia en la cocina—le corta Carlos.
Me quedo a cuadros sin ser capaz de reaccionar. ¿De verdad ha estado a punto de soltar esa barbaridad? ¡Pero qué coño le pasa!
Estoy a punto de interrumpirle o arrancarle la cabeza cuando me toma la carrerilla y se dirige a Carlos.
—¿Disculpa? —lo conozco demasiado bien. Esa cara de asombro es evidentemente falsa— Me utilizaba como herramienta, ya que le arreglé la puerta que está un poco suelta de la cocina. No puedo creerme que seas tan mal pensado, Charlie —le sonríe.
No me creo que tenga la desfachatez de decir lo que dijo, sabiendo que solo yo puedo entender que sí que se lo montó conmigo, al igual que no me creo que haya usado la palabra "desfachatez".
Héctor me echa una mirada significativa y no puedo evitar sonrojarme y esconderme un poco tras de Carlos para que no vea mi rojez.
—No me llames así.
—Mayo lo hace —nos sonríe.
—¡No me llames así! —respondo esta vez yo.
—Él lo hace —lo señala sin más.
—Eres un...
—Capullo —finalizo por Carlos.
Nos miramos un par de segundos tensos hasta que Carlos decide ignorarlo y me comenta que ha traído vino. Va a cogerlo mientras yo voy a la cocina, no sin antes fulminar a Héctor con la mirada.
Escucho sus pasos tras de mí y no puedo evitar que el corazón comience a latirme con más rapidez de la necesaria.
—¿Estás enfadada? —susurra demasiado cerca de mi oído.
Doy un bote asustada y me alejo de él lo máximo posible, chocando contra la encimera.
—¿Eres idiota?
—Me sueles llamar capullo, pero a efectos prácticos es lo mismo —se apoya en la mesa con una sonrisa demasiado encantadora.
—Para de comportarte así.
—¿Así cómo?
—Oh, vamos, no me jodas.
—Esa boca jovencita.
—¿Puedes dejar de comportarte como un crío?
—De acuerdo.
Por su sonrisa de medio lado intuyo que no va a pasar nada bueno.

Ex, vecinos y el Hilo Rojo del Destino (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora