3 años después.
La música suena a todo volumen mientras las luces de neón recorren toda la discoteca y Bea y yo saltamos como si nos fuese la vida en ello. Brindamos con nuestros vasos de chupito y nos lo bebemos de un trago. Arrugo la nariz al notar el sabor del tequila.
Bea me abraza y me repite una vez más en la noche cuanto me quiere.
—Tu amorcito se va a poner celoso —me burlo.
—Mi amorcito tendrá extra de pasión esta noche —mueve las cejas de forma sugerente.
—Apiádate un poco, mujer.
—Ese no se levanta de la cama en días.
Ambas estallamos en una sonora carcajada y esta vez soy yo la que la colma de besos. Una mano me aparta de ella y me encuentro pegada a unos labios muy conocidos. Héctor me besa levemente antes de mirar a Bea con diversión.
—Pelirroja, ¿te recuerdo que es mía? —se mete con ella.
—Todos sabemos que soy mejor que tú, si te la dejo, es solo porque quiero —le guiña el ojo.
—Todos sabemos que te hace falta un buen polvo.
—Tranquilo, que esta noche lo pienso tener —le guiña el ojo.
Pone los ojos en blanco y la llama "ninfómana" antes de entrelazar sus dedos con los míos y tirar de mí.
—¡Te la devuelvo luego, pelirroja endemoniada!
Bea le hace la peseta y nos deja irnos.
El pelo de Héctor está recogido en la parte superior con una coleta que deja parte de su melena suelta y le da un toque demasiado atractivo, o quizá, tengo más alcohol de la cuenta y lo único que quiero es arrancarle la ropa, aunque reconozco que eso suele pasarme la mayoría del tiempo.
Cuando nos paramos frente a una chica morena a la que se le descompone el rostro al verme, sé lo que va a venir de nuevo y no puedo evitar ponerle los ojos en blanco.
—¿En serio? ¿Otra vez? —me giro y lo miro con el ceño fruncido.
—Otra vez —asiente orgulloso.
—¿No puedes rechazarla y ya está?
La chica nos mira perpleja y su cabeza se va moviendo de uno a otro.
—Sabes que no —me guiña el ojo.
Pongo los ojos en blanco mientras coge mi mano y la alza ante el rostro de ella.
—Lo siento, tengo que rechazarte porque... Te presento a mi prometida.
La esmeralda verde, que antes le pertenecía, brilla de forma intensa junto al nuevo cuerpo del anillo, que tiene un diseño más fino, al igual que la joya.
La chica sale despavorida avergonzada y a mi pesar, no puedo evitar reírme. Me hace demasiado feliz que me presuma de esa forma.
—¡Eres un capullo!
—Y tu eres mi futura esposa.
Lo atraigo hacia mí y le doy un beso profundo, que hace que sus manos se peguen a mis caderas y que un pequeño gemido se escape de sus labios.
—¿Volvemos a casa? —susurra de forma tentadora en mi oído.
—Tengo una idea mejor.
Nos abrimos paso entre la gente hasta llegar a los cuartos de baño. Lo meto en un cubículo y remango mi vestido verde de tirantes para subirme en su regazo.
— Pues sí, princesa, definitivamente somos unos apasionados de los baños.
Me atrae de nuevo hacia sus labios y me dejo llevar por sus besos y caricias.Fin
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Ex, vecinos y el Hilo Rojo del Destino (2)
Romance2ª parte de "Ex, vecinos y otros desastres naturales". ¿Son jodidas las rupturas? Sí. ¿Es jodido volver a enamorarte? Sí. ¿Pero sabéis qué es lo más jodido? Que el maldito destino no pare de reencontrarte con la persona que te rompió el corazón y q...