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Dos, dos rondas de sexo más tuvieron Denki con Eijiro, todo porque el primero no podía dejar ni siquiera respirar a su pareja, al final quedó tan lleno de semen que fue difícil sacarlo todo, se le había hecho una pequeña panza de tanto que había ahí. Todo lo habría valido al final, hace tiempo no hacían nada parecido.

Se bañaron y se vistieron nuevamente para ir a echarse a la cama mientras tenían la televisión baja y conversaban.

-¿Estás seguro que que podremos ir a ver a tus padres ahora? -preguntó Kaminari mientras estaba sobre el mayor y manoseaba como quería ese tonificado pecho.

-Mejor vamos mañana, ahora descansemos un poco -respondió acariciando un poco ese cabello color mostaza.

Justamente ahora no era tan tarde como para alcanzar a estar con ellos una horas, pero esta era una oportunidad para disfrutar el tiempo juntos así que no iba a desperdiciarla.

-Kiri, ¿puedo hacerte una pregunta? -interrogó el menor mirando a su pareja hacia arriba y el mayor asintió ligeramente.

-Dime -dijo atento.

-¿Cómo estás desde que supiste lo de Bakugou? -preguntó y entró un poco sus labios, pensó que había sido una pregunta muy entrometida, pero quería saberlo.

-Oh -no supo bien que decir realmente, nunca esperó una pregunta así-. Creo que me asusté un poco -dijo con la verdad mientras observaba el cabello ajeno.

-¿No sientes que temes por tu vida al estar vinculado a él? -siguió empezando a picar con su índice el pecho.

-Estamos en peligro, pero no es como que me importe mucho -dijo algo despreocupado por el tema, no le era muy relevante preocuparse por su vida en esos momentos.

Kaminari se asustó de oír esa respuesta, ¿acaso no tenía una opinión concreta frente a ello? Es como si todo le diera igual, como si no supiera tomarle el peso.

-Entiendo.

Kaminari al final fue a tomar la mano accesible del pelirrojo y la entrelazó con la suya, le gustaba esa gran y áspera mano.

-¿Y a ti te da miedo? -preguntó Eijiro un poco agraciado de ver la diferencia del tamaño de sus manos, Denki era tan pequeño.

-Bakugou ya de por sí me da miedo -confesó haciendo una mueca extraña y el mayor soltó unas carcajadas-. ¡Oye! No te rías, él es intimidante.

-Es su naturaleza, ya nos hemos acostumbrado a él y a tratar con su carácter -respondió mirando un poco la televisión y volvió a mirar a su pareja.

-¿Y salen ustedes a veces? Me refiero como a pasear, a juntarse en alguna casa, cosas así -siguió conversando el menor.

-Sí, este año no mucho, pero desde que nos conocimos somos muy buenos para andar en fiestas, ingerir cosas ilícitas -respondió sin problema recordando lo genial que era vivir en esos tiempos.

Siempre terminaban durmiendo uno arriba de otro de lo borrachos que terminaban, eran recuerdos en serio bonitos que apreciaba un montón.

-Me acuerdo que una vez iba a vomitar en la taza del baño -contó Eijiro-, la tenía justo al frente afirmándome de ella, pero estaba tan inconsciente que al final expulsé todo afuera.

Ambos se echaron a reír por la anécdota, Kaminari de solo imaginárselo haciendo tal tontera le provocaba mucha risa.

-¿Alguna vez te caíste? -preguntó el rubio entre pequeñas risas soltando la mano de su pareja, para limpiar sus ojos porque solía llorar de la risa muchas veces, y luego la dejó nuevamente donde estaba.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora