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-¿Tienen ya todo listo? Me estoy impacientando, la puta fiesta es mañana, perros bastardos -se escuchó hablar a un pelinegro con bastante mal humor hacia su teléfono mientras se escondía en el último cubículo del baño del instituto.

'Tendremos todo listo lo antes posible, amo Shindo, no se preocupe por eso.' Respondió un tipo al otro lado tratando de tranquilizarlo.

-Quiero que se memoricen a la perfección la cara de Katsuki Bakugou, y haremos lo mismo que ocurrió con el imbécil de su vecino, ¿sí? -dijo sonriendo mientras miraba su mano libre-. Esos putos policías son fáciles de comprar.

Últimamente Yo reía mucho, y hasta inconscientemente, pero ni siquiera podía controlarlo, estaba avanzando cada vez más sus ganas de tener a Izuku bajo llave.

-Vamos a matarlo al maldito perro no amado, y por fin... -dijo empezando a carcajearse con la mano en su boca, pero su risa era mas potente-. ¡Por fin Izuku va a ser mío!

En el otro lado de la línea uno de sus agentes estaba algo preocupado por la salud mental del adolescente, no podía comprender bien el por qué hacía todo esto. Sabía perfectamente que al chico le gustaba ese peliverde pecoso, pero él ni siquiera lo consideraba su amigo, es más, hasta le caía un poco mal.

Los amores unilaterales eran una mierda, sí, pero esto era una obsesión, lo estaba acosando y no quería ver a nadie cerca suyo a tal punto de tenerlo encerrado en una habitación sólo para él.

Todo empezó cuando Shindo entró al instituto y, era un chico nuevo tratando de encontrar su sala de clases, pero tropezó con un estandarte y cayó al suelo siendo la causa de burlas. Se sintió horrible, quería que la tierra lo tragase, y lo peor es que como nadie fue a ayudarlo estando tan acostumbrado a que le hagan todo en su casa sintió ganas de llorar, quería a sus mayordomos urgentemente del miedo. Estaba siendo humillado y ni siquiera tenía fuerzas para levantarse, todo hasta que llegó este peliverde tan peculiar, quien le estiró la mano mientras preguntaba: "¿Estás bien?", y ahí cayó rendido hacia él, esos ojos color esmeralda tan brillantes lo engatusaron por completo.

"-Yo soy Izuku, pero me dicen Deku -se presentó una vez que el chico se puso se pie-. Eres nuevo aquí, no te he visto, ¡encantado de conocerte!

-Izuku... -repitió su nombre para probarlo entre sus labios-. Yo Shindo, puedes decirme Shindo -dijo está vez sonriéndole."

Y desde ahí nunca se olvidó de su rostro, de du nombre. No pudo sacárselo de la cabeza, y aunque lo observaba desde muy lejos tenía miedo de acercarse a él hasta que ese día en educación física lo golpeó con la pelota sin querer y aunque que desafortunado pudo hablarle un poco más. También cuando quería conversar con él y Bakugou se lo arrebató, ahí fue cuando prácticamente explotó de celos y se decidió por hacer el plan de la fiesta. Y su último encuentro en donde Izuku estaba de mal humor por ya-sabemos-quien y le dio un manotazo por arreglarle sus prendas y tocar su cabello, ahí fue cuando su locura subió de unos treinta a cien, ¿pero qué mierda esperaba? ¿Que le diera un beso de vuelta y le diga "gracias por arreglarme la ropa. No te conozco, pero gracias"? ¡No mierda! Que puto acosador. Y para finalizar Izuku ni siquiera lo recordaba, o sea, lo único que había en su mente en esos tiempos era "Kacchan, Kacchan y más Kacchan."

Shindo tenía mucho dinero por su familia y aunque pretenda ser una buena persona con ellos sus agentes sabían lo negro y podrido que su corazón estaba, era pura maldad, ya no era el chico alegre de antes y sólo quería a Izuku a su lado.

'Amo Shindo, ¿está bien? No ha dejado de reír hasta ahora... Debería volver a clases.'

-¡No me digas lo que tengo que hacer, puto bastardo, tu familia come gracias a mi, así que cállate! -gritó enojado mientras reía entre medio-. ¡Voy a llamar en una hora y si no está todo listo los voy a matar! ¿¡Entendiste!?

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora