12

14.7K 1.1K 1.3K
                                    

"¿Por qué Kacchan no se cae también?"

-¿Esperabas que me quede a dormir contigo o algo? -preguntó seriamente el rubio.

Katsuki mientras seguía poniéndose su ropa con la misma expresión, no era más que temor. Estaba aterrado de alguien que de repente era agradable, y tanto que lo asfixiaba.

"Con él también se sentía así..."

-No... -"sí"- P-pero tal vez pensé que podrías... Quedarte a cenar -respondió mirándolo con un rostro verdaderamente lastimoso.

Izuku mientras trataba de sentarse, cosa que logró difícilmente por la nula fuerza que había en su cuerpo.

"Deja de hacer eso."

Bakugou no dijo nada, tan solo le dio una mirada al chico ahí y volviéndose hacia la puerta se colocó su bolso y salió de la habitación a pasos rápidos, parecía casi como si estuviese tratando de escapar de ahí.

"Deja de mirarme con esa cara."

Midoriya ahora estaba solo y desnudo en el suelo mientras se le caían las lágrimas, creía que esa vez había sido diferente de la otra vez pero no fue así, Katsuki iba en serio con lo que antes le dijo, "tu y yo no nos conocemos".

-K-kacchan -susurró para si mismo mientras colocaba su mano derecha empuñada sobre su pecho, dolía, en serio dolía mucho.

"Nunca podré quedarme, brócoli. No soy bueno para ti, ni para nadie."



Unas horas pasaron y ahora Midoriya estaba ya más calmado así que trató de motivarse un poco con música alegre y se puso a hacer la cena, Inko no tardaría en volver así que se apuró.

-¡Ya llegué, cara de bola! -gritó la chica cuando entró a su casa.

-Si, es un gusto verte de nuevo, traidora -saludó de vuelta con notable molestia recordando lo que le hizo en la cafetería.

-¿Te pasó algo? -lo ignoró al analizar el aspecto de su hijo.

Midoriya estaba apoyado en la pared de la cocina con su aún triste expresión pero su colorado rostro era bastante inculpador y lo era más sabiendo que ese día ni siquiera había sol.

-¿A mi? N-nada, ¿por qué? -preguntó tratando de ocultar todo tipo de sospecha en su voz- ¡Y no cambies el tema! -exclamó parándose frente a ella y la miró con el ceño fruncido.

- Claro... por eso tienes los botones mal abrochados, el cuello con marcas y los labios hinchados, que zancudo tan pervertido tuvo que ser para incluso tener que sacarte la camisa -dijo sarcásticamente.

Izuku se quedó estático al oír aquello, ¡había olvidado ese maldito detalle! Ahora sí que estaba frito, no podía ser una peor tarde ahora.

-A-ah... Ehm...

-Vino Katsuki, ¿verdad?

Y ella se acercó a su hijo, quien le daba la espalda, y lo vio ponerse algo nervioso.

-¿De donde sacas esa idea tan ridícula?

Estaba tieso como cartón, era inútil, ya había sido descubierto y era muy obvio.

-Lo acabo de ver doblando la esquina por la otra calle. Aunque tenía un rostro algo descolocado y el ceño muy fruncido -confesó Inko y luego siguió al no escuchar respuesta-. ¿Por qué me lo escondes? Sabes que no puedes mentirme.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora