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-¡Inko, Max está ladrando mucho, ve a ver que pasa! -gritó un peliverde mientras lavaba la loza hacia su madre, quien estaba en su habitación.

-¡Estoy ocupada en una reunión online, pendejo de mierda, ve tú! -gritó de vuelta sin antes desactivar el micrófono para que no la hayan escuchado.

-Ugh, bueno -respondió disgustado-. Pendeja tú.

-¡Te escuché!

-¡Estás a mas de quince metros de mi, que miedo das, bruja! -peleó el pecoso.

-¡Al salir de esta reunión vas a ver, mocoso!

Y sin responder nada se sacó los guantes de plástico, también el delantal, y a pasos rápidos llegó hasta la puerta, el ladrido del can era realmente ronco y molesto para él. Entonces ya abriéndola y visualizando a su mascota le gritó.

-¡Deja de ladrar al menos por cinco minutos, Max!

Pero el perro no se detuvo, ni siquiera se volteó a ver a Midoriya. Este ya irritado cruzó el pequeño jardín y fue a abrir la puerta de afuera, quizás habían solamente niños jugando en el pasaje, pero lo malo es que pasaba una mosca y Max le ladraba.

-¿A qué le ladras tanto, Max...?

Una vez abriéndola pudo ver a Katsuki ahí afuera, lo sorprendió muchísimo, nunca se lo habría esperado. Algo que notó fue que estaba con los ojitos rojos, de inmediato supo que había estado llorando y a juzgar por su apariencia estuvo corriendo.

-Espérame aquí -dijo Izuku antes que nada.

Entonces mientras Max seguía ladrando volvió a cerrar la puerta, fue por la correa y lo ató por su collar, con dificultades lo llevó adentro de la casa ya que quizás podía hasta tirarse encima de él, era un labrador muy territorial después de todo.

Ya habiéndolo dominado mejor lo llevó hasta su habitación y lo dejó ahí, no había problema con él porque tenía donde hacer sus necesidades y donde beber agua porque pasaba ahí adentro con su amo casi siempre, sin que Inko se entere, claro.

Ya terminando con aquello volvió abajo lo más rápido que pudo y abriendo nuevamente la puerta vio al rubio que seguía de pie ahí cabizbajo.

-Kacchan, entremos -dijo tomándolo de la mano suavemente para que le prestase atención, y el nombrado se dejó nada más.

Entonces Izuku lo llevó adentro cerrando las puertas detrás suyo, se dirigió hasta la cocina para conversar normalmente y cerró la puerta para que Inko, como es tan entrometida, no pudiese escuchar.

Pero al parecer atravesaba las paredes su oído.

Entonces estando ahí ya el peliverde se soltó del agarre y lo invitó a sentarse en una de las sillas del comedor, Bakugou accedió, y justo cuando Izuku se iba a sentar a su lado el mayor lo tomó por el brazo y lo detuvo.

-¿Qué pasa? -preguntó suavemente.

Bakugou no dijo nada, solamente palmeó sus muslos mientras bajaba la mirada, al parecer estaba algo tímido en ese momento.

Midoriya comprendiendo lo que quería se sonrojó un poco y estando frente a él se sentó dejando sus piernas a cada lado de él, a lo que inmediatamente el mayor lo abrazó por la cintura y enterró su rostro en el pecho del otro.

-¿Quieres hablar de lo que ocurre? -insistió Izuku acariciando su cabello con cariño.

No hubo una respuesta auditiva, Katsuki solo se limitó a negar con la cabeza y Deku comprendió, no quería presionarlo para nada.

Ambos estaban disfrutando la cercanía del otro, el cariño cada vez crecía más y lo sentían, sentían la confianza. Ahora mismo estaban en su mundo, y aunque Izuku no podía terminar de creer que estaba en esa posición con el chico que le gustaba se sentía muy feliz, era lo que siempre quiso, no importaba si había tristeza o alegría, el otro sin duda lo hacía sentir mejor con su presencia.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora