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-¡Kacchan, por favor e-espérame! -exclamaba el pecoso con los ojos húmedos por las lágrimas.

Sus piernas no daban más, no podía seguir ese rápido ritmo, tanto así que no pudo soportarlo más y cayó al suelo de rodillas y su torso cayó después por falta de equilibrio, pero menos mal lo amortiguó un poco con sus codos.

-¡Kacchan! -gritó desde el fondo de su garganta, casi desgarrándola y empezó a derramar lágrimas, odiaba esa situación.

-¡Dios! ¿Estás bien? -preguntó una estudiante pasando con su amiga al verlo, tenían la intención de ayudarlo, pero había alguien más rápido.

El rubio, quien escuchó aquel estruendoso y conocido grito se volteó y vio a su pareja en el suelo, rápidamente su ceño se relajó y corrió a toda velocidad hacia él para ayudarlo a levantarse tomándolo por debajo de su axila mientras oía sus sollozos y lo cargó como un koala para darle un desesperado abrazo.

Unas profesoras que iban pasando miraron la escena y también se preouparon bastante, no era algo de ver todos los días tampoco.

-¿Está todo bien? -pregunta una de ellas acercándose.

-Tiene una crisis, voy a la enfermería -dijo sin intenciones de agradar.

"Molesto."

-Cuida bien de él, luego llamen a su apoderado para que lo retiren -dijo el otro profesor viendo con lástima al pecoso.

-No me diga lo que tengo que hacer -respondió molesto mirándolo al hombre y frunció el ceño, en serio ni los adultos podían tratar con Bakugou.

Y ambos profesores quedaron algo molestos por ese comentario tan fuera del respeto que se les mantenía normalmente.

-K-kacchan -susurró triste el más bajo aferrándose a él-. Me duele -no se refería a su cuerpo.

La sensibilidad de la situación y su cuerpo se mezclaban para hacerlo llorar por ambas cosas el rubio se fue caminando no muy rápido para no agitarlo hacia la enfermería, aunque odiaba ir ahí.

-Kacchan... -volvió a susurrar frunciendo el ceño mientras lloraba.

-Tranquilo, Deku -dijo com la voz hecha mierda-. Ya pasó, shh.

Estaba tenso, pero se puso relajar un poco al sentir lo cerca que estaba de su pareja de él ahora mismo, amaba su contacto físico, su aroma, le encantaba sentirlo como sea.

-Hmm -respondió el pecoso con dolor.

Aquello destrozó el corazón del mayor, quien gracias a su agilidad logró llevar a Izuku a la enfermería. La mujer ahí se preocupó demasiado de volver a verlos a ambos ahí, pero más lo fue al ver ese llanto.

-Dios mío, ¿qué ocurrió, Katsuki? -preguntó la mujer al reconocerlo frunciendo el ceño y se acercó.

-Tiene mucho dolor muscular -informó rápidamente mientras la miraba-. Y una crisis.

-Déjalo aquí -ella apuntó la camilla a un lado.

-Déjeme consolarlo primero, cuando se le pase el llanto lo acuesto ahí -pidió yéndose a sentar en ese sillón y la mujer asintió para ir por unos medicamentos-. Relaja tu cuerpo sobre el mío -le dijo al pecoso.

Ese pequeño seguía tieso como roca y poco a poco pudo lograr lo que su pareja le pedía, Katsuki lo invitó a apoyar su mejilla suavemente en su pecho y ahí la dejó reposar.

Entonces con su pareja encima empezó a darle masajes en los muslos para aliviar un poco el dolor y le daba repentinos besos en el cabello para crear un ambiente más cariñoso y así olvidar lo agresivo que se puso todo antes; poco a poco Midoriya iba relajándose y los sollozos empezaban a cesar.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora